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Bàsquet Inca se ha cansado de esperar. El club ha anunciado que se siente ignorado por el Consell Insular (CIM) y que la actitud adoptada por la institución que preside Maria Antónia Munar puede generar un grave perjuicio económico. Varios meses después, la cúpula regente del Inca ha concluido que el CIM le ha cerrado sus puertas y que este gesto puede abocarle a cerrar el actual ejercicio con un déficit significativo.

Durante las últimos cuatro temporadas, el Consell había trazado anualmente una subvención de 6 millones de pesetas al Bàsquet Inca, una colaboración enmarcada dentro de un plan de ayuda al deporte base y que parece haberse agotado en el curso 99/2000. El club, a través de Sebastià Penya, presidente de su junta gestora, ha recurrido a dos vías para renovar este convenio de colaboración, aunque en ninguna de ellas ha encontrado lo que buscaba. Mateu Sedano, presidente de la comisión de deportes del CIM, «se limitó a escucharnos y a los pocos minutos nos invitó a salir», explicó Sebastià Penya. Pocas semanas después y ante la pasividad detectada desde los despachos del Bàsquet Inca, el club decidió solicitar audiencia con la propia Maria Antónia Munar. El cónclave nunca llegó a producirse. «No acabamos de entender muy bien la postura adoptada por el Consell. Consideramos que somos una de las entidades deportivas más importantes y representativas de la Isla y la verdad es que nos sentimos despreciados», subrayó Penya.