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81 TENERIFE: Mufasia (11), Doyal (18), Yuse García (6), Toledo (20), Boada (3) -cinco inicialCabral (9), Mayo (7), Arizmendi (5), Carlos García (0) y Crespo (0).

44 BÀSQUET INCA: Chambers (11), Roure (9), Merchán (3), Monclova (3), Rubchenko (11) -cinco inicial- Yáñez (1), Pampín (0), F.García (0), Gonzalo (4) y Merino (2).
11 de 38 en tiros de 2 puntos. 1 de 17 en tiros de 3 puntos. 19 de 26 en tiros libres.

Arbitros: Garmendia y Naranjo. Eliminado por faltas Rafa Monclova.
Marcador cada 5 minutos: (11-7) (23-20) (37-22) (43-26) -descanso(43-28) (54-36) (66-40) y (81-44) -final.

ALBERT ORFILA
ENVIADO ESPECIAL A TENERIFE
Un segundo cuarto teñido por el esperpento agotó el crédito del líder en Tenerife. Bàsquet Inca fue incapaz de anotar más de seis puntos en diez minutos y claudicó de forma miserable en una pista que nunca se le ha dado bien. Porcentajes para el sonrojo y una defensa de porcelana proyectaron un equipo desconocido y una función siniestra. El duelo fue breve. Diez minutos fueron suficientes. En ese tiempo, el cuadro local se anotó un 20-6 que dejó sin respiración a los mallorquines. El resto fue un trámite.

Nada salió bien en el primer acto. Bàsquet Inca vivió demasiado tiempo entre la confusión y Tenerife no desaprovechó la oportunidad para dejar el partido nítidamente inclinado (43-26). El conjunto local tomó el mando desde el primer minuto. Primero causó estragos bajo los tableros y cuando el Inca encontró soluciones dentro de la pintura recurrió a su línea de perímetro. Jeff Chambers sujetó a los baleares durante el primer tramo, pero pronto bajó sus prestaciones y su equipo perdió su única referencia en ataque. Fue el principio del desastre mallorquín. Un triple de Yuse García en los últimos segundos del primer cuarto fue un mal augurio (23-20). El Inca reanudó el partido convertido en un manojo de nervios. Tenerife se acomodó en el vestuario 17 puntos arriba y con un legado casi insultante para su rival. Olmos había utilizado casi toda su munición, pero el problema no era técnico ni táctico, sino una simple cuestión de fe y porcentajes. Tenerife se permitió la licencia de no anotar una sola canasta durante los cinco primeros minutos de la segunda parte. Daba igual. El Inca estaba empeñado en ennegrecer su estadística y acabar humillado. Así fue.