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ISIDORO SANTOS (OPORTO)
2 OPORTO: Vitor Baía; Secretario, Jorge Costa, Argel, Esquerdinha; Peixe, Chainho; Capucho, Deco, Rubens Junior y Jardel.
Cambios: Aloisio por Argel; Paulinho Santos por Capucho y Drulovic por Rubens Junior.
1 REAL MADRID: Illgner; Míchel Salgado, Hierro, Iván Campo, Roberto Carlos; Geremi, Redondo; Raúl, Anelka, Savio; y Morientes.
Cambios: Guti por Geremi y Seedorf por Anelka.

ARBITRO: Bernd Haynemann (GER). Mostró tarjeta amarilla a Jorge Costa (m.57).

GOLES:
Minuto 13, Jardel, 1-0.
Minuto 35, Jardel, 2-0.
Minuto 68, Peixe, en propia meta, 2-1.
El Oporto, con dos goles del brasileño Mario Jardel, se impuso al Real Madrid (2-1) en el estadio Das Antas, dio un paso importante hacia la siguiente fase de la Liga de Campeones y, al mismo tiempo, echó sal en la herida de un equipo blanco cuyo estado de salud es cada vez más preocupante.

Después de seis jornadas de la Liga española sin saborear una victoria, el Real Madrid viajó a Oporto confiado en que el estadio de los ´dragones´, que casi siempre le había sido propicio, volvería a ser su talismán, pero esta vez Das Antas no le sirvió sino para manchar un poco más su currículum de esta temporada Fernando Santos, técnico del Oporto, declaró en vísperas del encuentro que para vencer al Real Madrid había que presionarle mucho, no dejarle pensar, para que cometiera fallos, pero su equipo no se empleó a fondo en esa tarea y los hombres de John Benjamin Toshack vivieron un arranque de partido con menos agobios de los previstos.

Fue en el minuto trece. Un potente disparo de Jardel, el goleador de los ´dragones´, lo desvió Iván Campo y el balón, tras hacer una parábola muy pronunciada, superó a Illgner y entró en la portería madridista. El Oporto, sin hacer nada espectacular, había dado el primer paso hacia la victoria. Durante el resto de la primera mitad, el campeón portugués siguió sin hacer un fútbol brillante, pero se encontró con un Real Madrid sin brújula en el centro del campo y desastroso en defensa. Los blancos apenas inquietaron y el Oporto fue el amo.