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EFE - AUSTRIA
El irlandés Eddie Irvine (Ferrari F399) ha dado vida al Campeonato del Mundo de Fórmula Uno, tras su victoria de ayer tarde en el Gran Premio de Austria, gracias a la colisión en la primera vuelta entre los McLaren-Mercedes del finlandés Mika Hakkinen y del británico David Coulthard, quien relegó a la última posición al primero.

Marc Gené (Minardi M01 Ford) volvió a terminar otra carrera y lo hizo en undécima posición, a tan sólo una vuelta del vencedor, mientras que Pedro de la Rosa (Arrows A20) abandonaba al salirse de la pista mediada la carrera, cuando era decimosexto, tras haber protagonizado una espectacular salida en la que ganó siete puestos.

La colisión en la segunda vuelta entre Hakkinen y Coulthard, con una culpabilidad difícil de establecer, condicionó notablemente el desarrollo de la carrera. Coulthard pasó a encabezar la prueba por delante del brasileño Rubens Barrichello (Stewart SF03 Ford) y de Eddie Irvine, mientras que Hakkinen quedaba relegado a la última posición.

Además del incidente de la primera vuelta entre los McLaren, el sentido táctico de la escudería Ferrari también fue decisivo, al retrasar la única parada de Irvine para repostar y cambiar neumáticos lo máximo posible y situarse así en primera posición, sin tener que adelantar a Coulthard en la pista.

Hakkinen protagonizaba una espectacular remontada que le llevaba a la tercera posición por delante de Barrichello, que una vez era traicionado por su motor abandonaba cerca del final; pero ya era incapaz de acercarse al dúo de cabeza.

Marc Gené ha vuelto a terminar por quinta vez en la temporada y lo ha hecho en undécima posición, a tan sólo una vuelta del vencedor, confirmando sus progresos y los del Minardi, que poco a poco debe hacerle ir subiendo posiciones.

De la Rosa, como siempre, realizó una salida espectacular, y desde la vigésima primera posición concluyó el primer giro en decimocuarto puesto.
Sin embargo De la Rosa, que conservó su decimocuarta posición hasta que se detuvo a repostar y se salió de la pista.
Eddie Irvine y su Ferrari han logrado una inesperada victoria en un circuito que a priori no les era favorable y con ello han recuperado sus esperanzas de conseguir el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno para esta mítica escudería italiana.