En la foto, Carreras e Ibagaza celebran el primer gol del conjunto mallorquinista. FOTO: TOMÁS MONSERRAT.

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2 REAL MALLORCA: Roa (2), Olaizola (3), Siviero (2), Marcelino (2), Miquel Soler (2), Paunovic (2), (Fernando Niño, minuto 89) (s/n), Francisco Soler (2), Carreras (3), Ibagaza (2), (Stankovic, minuto 63) (2), Dani (2), Carlos (2), (Luque, minuto 74) (2).
0 CELTA: Pinto (3), Josema (1), (Bruno Caires, minuto 60) (1), Djorovic (1), Óscar Vales (1), Michel Salgado (1), Makelele (1), Tomás (1), Karpin (0), (Jordi Cruyff, minuto 76) (s/n), Sánchez (0), Revivo (0), Penev (0), (Gudelj, minuto 70).

ÀRBITRO: Ansuátegui Roca (Colegio Valenciano). Mostró cartulinas amarillas a Olaizola, Francisco Soler (Mallorca), Bruno Caires, Óscar Vales y Revivo (Celta).

GOLES:
Minuto 38, Ibagaza fusila a Pinto al aprovechar un balón que venía rebotado del travesaño tras una pena máxima marrada por Dani, 1-0.
Minuto 90, Jovan Stankovic ejecuta de forma magistral una falta a tres metros de la frontal del área grande, 2-0.
INCIDENCIAS: Estadio Lluís Sitjar. 18.000 espectadores.

TOMEU TERRASA
Nada empañó una jornada especial para el mallorquinismo. El grupo balear ganó con solvencia y el Lluís Sitjar pasará a la historia con estigma ganador, el mismo que deja Héctor Cúper en un equipo que alcanzó un logro jamás soñado certificando su clasificación para la máxima competición continental, la Champions League.

El Caño Ibagaza y Jovan Stankovic "este último firmó un gol estupendo en el último suspiro de la cita" ejecutaron a un Celta mezquino y despojado de los argumentos que paseó durante un buen tramo del curso. Héctor Cúper volvió a ser coreado en su último partido como propietario del banquillo bermellón y el viejo Es Fortí despidió la Primera División proyectando secuencias inolvidables.

En lo puramente futbolístico, el Mallorca, con un equipo titular repleto de novedades, tardó en tomarle el pulso al partido. Sin su principal referencia en la zona de las calderas "Vicente Engonga" el conjunto balear tuvo muchos problemas para maniobrar en el centro del campo, aunque también topó con un Celta especialmente desordenado, sin brújula y sin ningún enganche entre su zona de creación y línea de vanguardia.