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PEDRO PRIETO No es fácil pasar 24 horas viviendo en un autobús. Nosotros, a la hora que trasmitimos esta crónica, llevamos ya 47, y nos quedan todavía otras doce, más las tres del buquebús.

Desde que abandonamos el párking del Villa Park, pasadas las doce de la noche del miércoles, hasta ahora, pese a no podernos mover más allá de unos veinte metros cuadrados de superficie, hemos hecho posiblemente "seguro", más cosas que usted, a saber: cruzar por segunda vez en menos de veinte horas el tunel subterráneo del canal de la Mancha, entrar y salir de París, con una breve parada en los Campos de Marte, frente a la torre Eiffel, participar durante media hora en el programa «Gente a la última», donde la Orquesta Mallorqueta nos ha ofrecido lo mejor de su repertorio, siempre sobre el Real Mallorca, y por la tarde, por unos cinco minutos, en el programa de deportes de Ultima Hora Radio.

Algunos hemos comido, como anteayer, pa amb sobrassada i botifarrons, y para que no faltara de nada, nos pegamos un par de tragos de hierbas Túnel.
Y todo esto, que como podrán ver no es poco, lo estamos viviendo rodeados de gente maja; gente joven y no tan joven, que por su amor hacia el Mallorca han recorrido más de tres mil kilómetros. Esta mañana, sobre las diez y media, llegaremos al puerto de Pelaires de Palma en el buquebús.