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Son Moix se asienta. Lo que parecía un proyecto interminable comienza a tomar forma de estadio con la colocación de sillas rojas en buena parte de las veintiséis mil plazas que componen el aforo actual. Con la fecha del 15 de mayo "día en que está prevista la preinauguración del recinto" flotando sobre las gradas, la empresa constructora ha acelerado el ritmo de las obras a fin de evitar lo que hace escasos meses era un extendido temor: que la Universiada se inaugure entre grúas. Para ello, ciento ochenta personas están trabajando por turnos desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche. Es la recta final, aunque todavía falta la marquesina de cerramiento en la tribuna cubierta, la instalación de las cuatro torres de iluminación y el acabado de los accesos y las dependencias interiores del recinto, entre otras obras.

Jaume Matas fue testigo ayer de los progresos del estadio, que aspira a ser subsede de la Eurocopa del 2004, para lo cual necesitará una nueva ampliación a 35.000 plazas. «Creo que Mallorca va a tener un estadio muy digno. Con el pretexto de la Universiada, estamos consiguiendo unas instalaciones de primer nivel que permitirán satisfacer la demanda de los ciudadanos», señaló el jefe del ejecutivo tras la visita al recinto. Tanto Matas como el resto de la delegación que visitó Son Moix, en la que se encontraban los concejales Carmen Sagrado, Joan Bauzá y Carlos Ripoll, pudieron comprobar la panorámica que se vislumbra desde el punto más alto de las gradas, que está a 35 metros del suelo y presenta una pendiente del 37%.