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2 BARCELONA: Hesp (s/n), Reiziger (1), Sergi (1), Abelardo (1) (Pellegrino, min.83) (s/n), Frank de Boer (2), Guardiola (3), Cocu (1), Luis Enrique (1) (Celades, min.79) (1), Rivaldo (2), Figo (3), Kluivert (2)
1 MALLORCA: Roa (2), Olaizola (1), M.Soler (1), Marcelino (1), Siviero (1), Engonga (0), Lauren (2), Stankovic (2), P.Soler (1) (Biagini, min.46) (1), Paunovic (1) (Ibagaza, min.76)(1), Dani (2)
GOLES: 1-0, min.4: Frank de Boer remata un pase botado por Figo tras superar por alto a la zaga bermellona.
2-0, min.25: Figo recoge un excelente pase de Guardiola, supera en carrera a Olaizola, centra y Kluivert marca a placer.
2-1, min.90: Biagini, de penalti.
ÀRBITRO: Carmona Méndez, Colegio extremeño. Expulsó con roja a Cocu por parar un balón con la mano. Mostró amarilla a Engonga.
INCIDENCIAS: Alrededor de tres cuartos de entrada en el Camp Nou. En el descanso, el tenista mallorquín Carlos Moyá recibió la insignia de oro y brillantes del club.

TOMEU TERRASSA
Dos llegadas, dos goles y aquí paz y después gloria. Van Gaal ya podrá contar a sus nietos que ganó a Héctor Cúper, aunque para ello tuvo que echar mano de la calidad estratosférica de sus jugadores. El Barça es sólo un bloque en apariencia. El virtual campeón de Liga es una unión temporal de genios muy capaz de ganar a cualquiera. Y ayer le tocó al Mallorca.

Los temores a que el grupo de Cúper pudiera torcer por enésima vez el destino triunfal del Barcelona se disiparon pronto. Apenas cumplidos los cuatro minutos de juego, un centro de Figo fue saludado por Frank de Boer con un impecable cabezazo que terminó con el balón en el fondo de la red. Un pase portugués, un brinco holandés y un gol de un Barcelona que no entiende más idioma que el de la victoria. La película de aquella secuencia de sólo cuatro minutos fue la película del partido: un par de pases en el centro del campo, balón largo enviado por Guardiola y nueva ocasión de gol.

El equipo blaugrana se apoderó del encuentro sin necesidad de pisar el acelerador a fondo. El Mallorca entendió pronto de qué iba el partido. Su inconmensurable sistema de contención tenía poco que hacer ante el infinito abanico técnico que puede desplegar ese grupo de enormes jugadores cuando disfruta jugando. El Mallorca controlaba poco el balón y cuando lo hizo, siempre era con el desasosiego que supone la posibilidad de perderlo ante un equipo capaz de orquestar un ataque en dos pases. En concreto, a Guardiola le bastó uno para enviar un soberbio balón a Luis Figo, que el portugués recogió en carrera y, tras dejar atrás a Olaizola, sirvió para que Kluivert marcara a placer. Segunda vez que el Barça visitaba a Roa y segundo gol. La calidad individual volvía a imponerse al trabajo en equipo y cuando eso ocurre, al Mallorca, que no tiene a nadie que se llame Guardiola, le queda poco por hacer.

La posibilidad de una goleada "algo nada recomendable en vísperas del encuentro ante el Chelsea" comenzó a planear sobre el Camp Nou. El Barcelona había encarrilado perfectamente el encuentro jugando a medio gas y pudo haberlo sentenciado si Carmona Méndez no hubiese anulado, en un error de apreciación, un gol legal de Kluivert por un supuesto fuera de juego.

Con el convencimiento de haber acumulado rentas suficientes en el primer tiempo, el Barça se tomó las cosas con calma tras el descanso y el encuentro entró en una fase de hivernación, sin fútbol ni alternativas por ninguna de las dos partes. Al filo de la conclusión, un disparo de Lauren fue impecablemente parado por Cocú en la misma línea de gol y esta vez Carmona acertó: aplaudió la intervención del centrocampista holandés echándolo a la calle y decretó penalti. Biagini transformó el lanzamiento, pero ya era demasiado tarde para alterar el guión de un partido entre dos desiguales entidades con dos desiguales objetivos: el título de Liga y la final de la Recopa.