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Ochenta días antes de su celebración, la Universiada eludió ayer un descalabro antológico de la única forma posible: recibiendo más dinero. Atendiendo a una dramática llamada del presidente de la comisión ejecutiva, Fernando Giménez, el Patronato de la Fundación Juegos Mundiales Universitarios aprobó, con la única abstención del Consell Insular de Mallorca, los convenios entre Ajuntament de Palma, Govern balear y Consejo Superior de Deportes que permiten inyectar a las arcas de la Universiada otros tres mil trescientos millones de pesetas.

La votación iba a ser un simple trámite pero cobró una inusitada relevancia cuando Giménez desveló el verdadero calado de lo que estaba en juego: «La aprobación de este convenio es imprescindible. Si no recibimos el dinero tendremos que renunciar a organizar este acontecimiento. Nos encontramos en una situación límite y por eso ruego su voto a favor», señaló el presidente ejecutivo de los Juegos. Las palabras de Giménez retrataron con toda su crudeza la situación real que vive la Universiada. Hasta ayer se conocían sus graves problemas financieros y las fuertes tensiones en que han derivado, pero no que se tratara de un proyecto condenado a morir en la más absoluta indigencia. Incluso la oposición agradeció tanta franqueza.

Giménez centró su alarmista discurso en el hecho de que los sorteos de lotería habían arruinado las previsiones de ingresos, lo que unido al aumento del IVA y al incremento del IPC supone el mencionado déficit de 3.300 millones: «A día de hoy la Fundación está sufriendo mucho. Los convenios se deberían haber aprobado en octubre y estamos en abril. Nos encontramos con el agua al cuello. Si no conseguimos el dinero no me queda más salida que dimitir. O esto se arregla hoy, o Palma, la Comunitat y el Estado quedarán a los pies de los caballos, nos presentaremos ante toda la opinión pública como unos incapaces».

La intervención de Giménez no conmovió a todos. Los representantes del Consell Insular de Mallorca Antonio Diéguez (PSOE) y Pere Muñoz (PSM) criticaron al presidente de la comisión ejecutiva que esgrimiera el tema de las loterías como única causa de la crítica situación en que se encontraba a día de ayer la Universiada.