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El partido entre el Varteks de Croacia y el Real Mallorca, de ida de los cuartos de final de la Recopa, será sin duda el mayor acontecimiento deportivo que jamás ha visto la ciudad de Varazdin, situada al nordeste de Croacia, cerca de la frontera con Hungría.

Esta ciudad, de 80.000 habitantes, tiene tres orgullos: el castillo monumental de Trakoscan, la industria de textiles «Varteks» y el club de fútbol, el último «superviviente» croata en Europa.

Aunque en su historia no ha ganado ningún título, ha dado muchas alegrías a su afición, autodenominada «piedras blancas». En los años sesenta disputó una final de la Copa de Yugoslavia, perdida ante el Hajduk Split, y en los últimos tres años ha llegado dos veces a la final de la Copa de Croacia, que le venció en las dos ocasiones.

Del Croacia el Varteks se vengó el pasado viernes, imponiéndose al campeón por 2-0 en el partido adelantado de la decimonovena jornada liguera. El pequeño estadio comunal, con capacidad para unos ocho mil espectadores, registró un lleno absoluto, que sin duda se repetirá el jueves a partir de las 20:30 horas.