Los galardonados posaron con sus trofeos.

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Impresionante. Con esta palabra se puede resumir lo ocurrido en la noche del pasado miércoles en la Sala Paladium del Casino de Mallorca donde se celebró la Gran Fiesta del Fútbol Balear. Más de 1.500 personas, la sala al completo, se reunieron a manteles para celebrar la entrega anual de trofeos a los ganadores de las diferentes categorías de fútbol y fútbol sala. Una velada inolvidable para muchos que recibieron sus trofeos y distinciones especiales, así como el reconocimiento de toda la familia del fútbol.

A lo largo de las casi seis horas que duró la velada se vivieron momentos entrañables, emocionantes y algunos con división de opiniones, como en los toros. Entre los entrañables, nos quedamos con el premio otorgado a Xisco Serra, a título póstumo; su mujer y su hija fueron las encargadas de recoger dicha distinción y la sala ovacionó con un aplauso emocionado que se prolongó por espacio de varios minutos.

Momento emocionante fue la entrega de la insignia de oro y brillantes de la Federación Balear de Fútbol a Vicente Engonga, futbolista del Mallorca y que ha realizado gran parte de su carrera deportiva en equipos de las Islas: primero en el Sporting Mahonés y ahora en las filas del Mallorca. Fue uno de los grandes triunfadores. Y la «discordia» la puso el trofeo entregado a la colegiada Carolina Doménech por su ascenso a Segunda División B. Hubo como en los toros pitos y aplausos, aunque su valía queda fuera de toda duda.