El gimnasta mallorquín Fabián González posa para este periódico en el anexo del North Greenwich Arena de Londres. | Fernando Fernández

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Es el benjamín de la docena de baleares presentes en Londres, pero sobre las espaldas de Fabián González Vidal (Palma, 1992) se soportan las esperanzas del equipo nacional de gimnasia artística masculina de superar la hasta ahora infranqueable barrera que les separa de la final olímpica por conjuntos. Pero el joven deportista del CG Palma va más allá. A sus veinte años llega a Londres tras ser el héroe en el Preolímpico y artífice de que hoy España vuelva a estar entre las mejores del planeta. De la capital británica se fue con dos medallas al cuello y hoy espera poder certificar que puede optar a algo más que a adquirir experiencia olímpica.

De nuevo el excelso O2, el North Greenwich Arena, brindará a Fabián la oportunidad de reivindicarse como una de las estrellas de este deporte en el futuro. El presente es suyo y de su concurso dependerán buena parte de las opciones de España. Superadas unas molestias en el hombro que llegaron a activar las alarmas, el isleño vuelve a centrar sus miras en la barra y el suelo para añadir, al menos, un diploma a su recién estrenado currículo olímpico.

A las órdenes de Álvaro Montesinos, España entra en acción en el desenlace de la jornada que decidirá buena parte del cartel en artística masculina. Enrolado en la tercera subdivisión, con Alemania, Ucrania, Rusia o Rumanía como compañeras de viaje, Fabián, junto a Sergio Muñoz, Javier Gómez, Rubén López e Isaac Botellla tienen ante sí el reto de aprobar la asignatura pendiente: la final olímpica por equipos. Pero también el de mantener la tradición medallera de España en las últimas entregas de los Juegos, con Gervasio Deferr como claro exponente.

Suelo, caballo con arcos, anillas (tal vez el gran hándicap del balear), salto, paralelas y barra (donde González puede ser decisivo) componen el menú a partir de las 20 horas (horario de Londres, una hora más en España). Un reto de entidad que motiva todavía más a Fabián González, ya acostumbrado a estar en primera línea en Mundiales o Europeos, y que ha visto en los Juegos Olímpicos de Londres una gran oportunidad para exhibir los progresos que, en los últimos controles previos y en la toma de contacto en el escenario de la competición, le permiten soñar con estar entre los veinticuatro mejores del All Around y optar a finales de aparatos, dentro de su concurso individual.

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«Ilusión y ganas no faltan... la verdad es que todavía estoy impactado por lo que son unos Juegos. A veces pienso que estoy en una competición normal, pero cuando pisas la Villa, veo que se ha hecho realidad un sueño. Que lo que veía de pequeño por la tele lo estoy viviendo en primera persona. Es alucinante», asegura el gimnasta del Palma.

Fabián destaca la dureza de su subdivisión, «con equipos muy importantes como Rusia y Alemania y otros con los que nos tendremos que pegar para estar en la final, como Ucrania o Rumanía. Pero una vez aquí, vamos a salir a por todas». Sus sensaciones son «inmejorables», y de cara a objetivos, González firmaría el triple desafío. «Si metemos al equipo en la final, y yo hago lo mismo en el concurso completo y algún aparato, sería perfecto. Nada podría ser mejor», asegura.

Sus molestias en el hombro le han hecho bajar la dificultad en algunos aparatos, pero confía en poder acabar con su ejercicio magistral de barra fija. Porque si dos puntos espera explotar al máximo el gimnasta mallorquín son sus prestaciones «en barra y suelo», claves para alcanzar la final del concurso individual y las de los mencionados aparatos, además de para situar a España entre las ocho mejores. Para culminar esta última meta, Fabián recuerda que «debemos hacerlo perfecto e intentar darlo todo. Pero especialmente disfrutar de la competición, porque le hemos echado muchas horas, en especial por Navidad preparando el Preolímpico, y ahora debemos completar el trabajo».

El sueño olímpico de Fabián González se convierte hoy en realidad. Aunque puede tener continuidad en forma de final, diploma... y quién sabe si algo más.