Augusto Fernández (GasGas Tech3) saliendo del box a pista. | GasGas Tech3

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La temporada 2023 ha sido un año de transición, adaptación y problemas en algunos casos para los cuatro pilotos mallorquines que han competido en el Campeonato del Mundo de velocidad. Lesiones, caídas, nuevas monturas y categorías... el listón estaba muy alto tras un curso, 2022, que dejó una imagen para la historia. La de dos isleños en la foto de los campeones, escoltando a Pecco Bagnaia como campeones de Moto2 (Augusto Fernández) y Moto3 (Izan Guevara).

Especialmente duro ha sido el curso para Joan Mir, que en su aterrizaje en el Repsol Honda cerró con un golpe en las cervicales y en el hospital la temporada sin poder tomar la salida en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana. Con un quinto puesto en Indonesia como única cosa a salvar, el campeón mundial de MotoGP en 2020 ha vivido una pesadilla, encadenando una larga serie de caídas y problemas que se reflejan en los pobres 26 puntos que ha totalizado durante toda la campaña.

Augusto Fernández, antes de tomar la salida en una carrera.

Para Augusto Fernández (GasGas Tech3 KTM) e Izan Guevara (GasGas Aspar Team) ha sido una temporada de aclimatación a las nuevas categorías. Con galones de campeones del mundo, el salto a MotoGP y Moto2, respectivamente, les ha permitido aprender y comprobar lo duro de las cilindradas. Eso sí, el de Sencelles ha sido el que más cerca tuvo el podio, al firmar una excepcional cuarta posición en Le Mans (Francia), para acabar en el puesto 17 de un Mundial del que ha sido 'Rookie del Año'.

Izan Guevara, concentrado antes de salir a correr.

A Izan Guevara se le torcieron las cosas de inicio, teniendo que pasar por el quirófano en pretemporada, perdiéndose las primeras carreras del Mundial de Moto2, sumando sus primeros puntos en Austria, ya en verano, para ser noveno en Tailandia como mejor resultado. Veinte puntos y el puesto 22 de la general invitan a soñar con un 2024 en el que pueda estar más cerca de los mejores e incluso peleando por podios y victorias, como las conseguidas en 2022, cuando se coronó en la categoría pequeña.

Tampoco tuvo fortuna Miquel Pons, que en MotoE tuvo un cuarto puesto en Austria como referencia, para ser duodécimo en la general, con 98 puntos en el casillero del piloto de Campanet, que repetía en las filas del LCR E-Team.

Jorge Lorenzo, celebrando su primera victoria en el Mundial, en Río 2003.

Pero 2023 deja un registro que plasma a la vez la relevancia de los pilotos mallorquines a lo largo de las dos últimas décadas de devenir en el Campeonato del Mundo de motociclismo. Y es que, por primera vez tras veinte temporadas de manera ininterrumpida, no ha habido ningún isleño en el cajón de cualquiera de las cuatro categorías (MotoGP, Moto2, Moto3 y MotoE) en las que han corrido en la temporada que acabó el pasado domingo en Cheste.

La última campaña en blanco fue la de 2002, en la que Jorge Lorenzo debutó en los extintos 125 centímetros cúbicos con el equipo Derbi Caja Madrid. Un año después, el 20 de septiembre de 2003 y en Río de Janeiro, llegó el primer podio y victoria en el Mundial de la historia del motociclismo balear. Obra de quien sería más tarde pentacampeón del mundo, que repitió con un tercer lugar en Malasia.

Luis Salom celebra su primer podio en el Mundial, segundo en Assen 2011.

Lorenzo copó el palmarés entre 2003 y 2011, con victorias y podios en 125, 250 y MotoGP -junto a tres de sus cinco títulos- cuando irrumpió el recordado Luis Salom, que logró una segunda plaza en Assen y Phillip Island, y únicamente estuvo un año sin comparecer entre los tres mejores en alguna carrera, hasta el fatídico 2016, cuando fue segundo en el estreno de Catar.

Ese curso entró en escena Joan Mir, que se estrenó en 2015 en Australia pero al curso siguiente abrió su casillero de victorias en Moto3, ganando en Austria y firmando un total de tres podios, que fueron hasta 13 (10 victorias) en el año de su primer título: 2017. Entre medias, Lorenzo siguió sumando podios en MotoGP, con dieciséis años seguidos firmando al menos una presencia en el cajón (entre 2003 y 2018), añadiendo otros dos títulos de la cilindrada reina para Yamaha en 2012 y 2015.

Joan Mir y Jorge Lorenzo, antes de iniciarse el Mundial de 2019 en Catar.

Mir firmó cuatro podios en su breve paso por Moto2 -sin victorias- para saltar a MotoGP con Suzuki en un 2019 que fue un año en blanco para Lorenzo, en Repsol Honda y en su última temporada en el Mundial, y para el propio Mir, que debutaba sin podios con Suzuki. Salvó ese ejercicio Augusto Fernández, ya en Moto2 y con cinco podios y tres victorias.

Retirado ya Lorenzo, 2020 fue un punto de inflexión. Ahí tomó las riendas Mir, con siete podios y una victoria que le llevaron a ser campeón del mundo de MotoGP en el año de la pandemia, que fue infructuoso para Augusto. La temporada 2021 fue la antesala de una campaña irrepetible. Subieron al cajón Mir (6 podios), Augusto (6 podios) y un joven que llegaba para marcar época en Moto3, Izan Guevara, que ganaba el Gran Premio de las Américas de la manera más curiosa: sentado en su box. Entre medias, Miquel Pons iba haciendo terreno en MotoE, con 1 victoria y 6 podios en 36 carreras en el ya Mundial de motos eléctricas.

Augusto Fernández, Pecco Bagnaia e Izan Guevara, campeones del mundo de 2022.

Y llegó 2022. El año. Joan Mir se despedía de Suzuki sin presencias en la zona alta y todo el protagonismo recaía en Moto2 y Moto3. En la primera, Augusto Fernández logró cuatro victorias y nueve podios para alcanzar el título mundial en Cheste. Semanas antes lo hizo Guevara en Moto3, en Australia y tras dejar un rastro de siete victorias y doce podios. Esa gloria era la antesala de un 2023 que dejó un registro inédito desde 2002, hasta este año la última temporada sin mallorquines en un podio del Mundial. Pero un curso que ha servido para aprender y asaltar el cajón en 2024, en el que los tres campeones del mundo (Mir, Augusto y Guevara) repetirán montura y cilindrada.