El piragüista mallorquín Marcus Cooper Walz frente a los aros olímpicos instalados en los aledaños de la villa olímpica de Tokio 2020.

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«Se pasa el tiempo volando aquí», confiesa con el ánimo por las nubes el único deportista balear en Tokio que sabe lo que es toca la gloria olímpica. Oro en Río 2016 (K1 1.000 metros), el piragüista Marcus Cooper Walz cuenta las horas para su debut en la pista del Sea Forest Waterway. Será el viernes 6, a las 3:51 hora española, en las eliminatorias, y con unas condiciones de calor y humedad a mediodía en Japón que serán «duras y exigentes, pero serán las mismas para todos», advierte el palista del Real Club Náutico de Portopetro.

El K4 500 metros español es una de esas opciones de medalla que todo el mundo da por hecha. Y en esa tripulación, Walz es uno de los ejes, situado justo por detrás de su capitán e indiscutible líder, Saúl Craviotto. «Llevamos dos semanas entrenando aquí, aclimatados, y el ambiente es el de siempre. Estamos a tope y queremos competir ya, llevamos mucho tiempo esperando este momento», refiere el isleño, en pleno proceso de adaptación a la pista olímpica.

«Lo que más te choca es el agua salada y la tempertura. Es alta, junto a la fuerte humedad, el viento y las olas, pues vienen corrientes desde el mar», explica Marcus sobre las condiciones del Sea Forest Waterway, sede de las competiciones de piragüismo, una zona costera «en la que no favorece por calle, sino por viento», añade el mallorquín, reciente ganador de la Copa del Mundo de la distancia y que señala a Alemania, campeona del mundo en los años previos a los Juegos, como gran favorita al oro y rival a batir.

Precauciones

Ante la incidencia del calor, han tenido que tomar medidas para que el K4 pueda entrenar con calidad. «Llevamos gorra, gafas, mucha crema solar, porque el reflejo en el agua es peligroso, y nos hidratamos constantemente con sales minerales. Este calor es un factor a tener muy en cuenta», prosigue Marcus, que junto a Craviotto, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo integra una embarcación llamada al podio olímpico.

«Pero nosotros hemos venido también a por él, ojo», avisa Marcus. «Lo normal sería que no ganáramos, porque llevamos tres años siendo segundos. Sabemos que la plata está a nuestro alcance y nos queda un último esfuerzo para el oro», reseña el palista de Santanyí, quien a la vez recuerda que, para superar a los alemanes y ser campeones olímpicos «tendremos que hacer nuestra mejor regata. Podemos ganar y en la Copa del Mundo ya vimos que los alemanes no son invencibles. Aunque no será lo mismo lo que nos encontremos en los Juegos», apostillaba Walz, campeón mundial, europeo y olímpico y emblema del deporte balear.

Las expectativas generadas por el K4 500 metros español no suponen una presión extra para Walz, de 26 años. Al contrario, «vemos que la gente está muy pendiente de nosotros y eso nos anima, y nos motiva para poder conseguir una medalla y cerrar así este ciclo de la mejor manera posible», asegura.

Ilusión

Una segunda medalla que le metería dentro del selecto club de deportistas isleños y nacionales con preseas en dos Juegos Olímpicos consecutivos. Y quién sabe si con dos oros seguidos. «Hacer pleno sería algo brutal, dos de dos oros. Sería una alegría, porque te sitúa como el mejor del mundo. Pero también para Saúl (Craviotto), que sería el tercero. Lo suyo es admirable, poder mantenerse en lo más alto», apostillaba Marcus, una de las grandes bazas de medalla balear en los que serán sus segundos Juegos Olímpicos.

Alemania es el rival a batir. Los múltiples campeones de mundo llegan con la cuarteta Rendschmidt, Rauhe, Liebscher y Lemke como apuesta por el oro, y tras verse rebasados en la reciente Copa del Mundo por su eterna perseguidora, España, van a elevar sus prestaciones para intentar volver a subir a lo más alto del podio ante la amenaza de Marcus, Craviotto y compañía.

El camino pasa por cumplir con el trámite de las eliminatorias, donde los dos primeros acceden directamente a las semifinales (sábado, 3:21 horas). En caso contrario, tocará pasar por los cuartos de final (viernes, 5:12, hora española), para jugárselo todo el sábado 7, con las semifinales (3:21 horas) y la tan esperada final (5:37). El momento, el día y la hora con los que llevan soñando un lustro Marcus Cooper Walz y sus compañeros de K4 en una distancia en la que son referencia en el panorama internacional.