«Aquella final sirvió para que nos respetaran porque dimos la talla a pesar de que Íbamos al matadero», explica. | Jaume Morey

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Iba para concertista de piano. Niño prodigio de la música –a los trece años ya tenía la carrera como profesor de piano por el Conservatorio de Valencia–, su padre le obligó a dejar el fútbol, su gran pasión, para estudiar Derecho en Barcelona, su segunda carrera con apenas 23 años. Pero Miquel Contestí Cardell (s’Arenal, 1933) jamás dejó de dar patadas al balón. Jugó en los juveniles del Mallorca «como centrocampista» y, muchos años después, con los veteranos «en el lateral». Hasta que tenía 85 años se vestía de corto al menos una vez por semana. Ahora, con 90, reposa en su casa de toda la vida en s’Arenal de Llucmajor. Cogió un club arruinado al que le cortaban la luz por no pagar en 1978 y lo dejó, en 1992, en Primera y con un subcampeonato de Copa. Sereno y, en ocasiones, emocionado, Contestí recuerda para Ultima Hora aquella final del 29 de junio de 1991 en el Santiago Bernabéu rodeado de contrarios y compartiendo palco con Jesús Gil, al que años después nombró persona non grata en Mallorca, y con el Rey Juan Carlos.

¿Cómo recuerda, 33 años después, aquella primera final disputada por el Mallorca que usted presidía en el Santiago Bernabéu ante el Atlético de Madrid?
Pues con la sensación de que habíamos perdido antes de jugarla. Un árbitro (Ramos Marcos) que se retiraba; en la ciudad de nuestro rival... fue un escándalo, pero esas cosas pasaban antes y no decíamos nada. A Jesús Gil, que era el presidente, tenían que darle algo. Era muy buena persona, pero había que tener mucho cuidado con él. De hecho, le declare personan non grata, aunque después fuimos muy amigos. Tenía un gran corazón y prefería estar con Gil en un palco que con otros presidentes.

Entre la semifinal y la final apenas transcurrieron seis días...
Eso no lo recuerdo. Yo sé que faltaban ocho o nueve partidos y por primera vez bajé al vestuario para hablar con los jugadores y pedir explicaciones. Teníamos equipo para estar más arriba. Desde entonces no perdimos ningún partido hasta la final. Presidir el Mallorca era como atravesar el Sáhara. Cuando salgo a la calle todavía hay gente que se acuerda de mí y eso es muy importante (se emociona...). Para nosotros fue un premio jugar aquella final. Fue un éxito. Esa final nos sirvió para que nos respetaran.

¿Qué recuerdos tiene de aquel día, de la final?
Íbamos allí al matadero, aunque si dices eso parece que buscas excusas y yo no quiero poner excusas... Pasó lo que tenía que pasar y ya está. Envié a un directivo a Madrid para tratar de cambiar la sede, pero resultó imposible. Por nuestro bien no podíamos decir nada... y no por las consecuencias de ese partido, sino por lo que nos podría pasar después.

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Miquel Contestí, de 90 años, posa en su domicilio de s’Arenal de Llucmajor mostrando un cojín con una foto del Mallorca 90-91.

Pero el equipo cumplió con creces y aguantó hasta la prórroga a pesar de tener todos los condicionantes en contra.
Por supuesto que sí. Y ese balón que despejó Zaki, de 100 seguro que para 99. La verdad es que fui allí sin ninguna esperanza. Ahora es diferente y si el Mallorca tiene que ganar, ganará. Antes, el fútbol no era así. Tenía que ganar el Atlético casi por decreto. Fuimos allí a cubrir el expediente.

La evolución del club fue notable porque cuando usted asumió la presidencia no había dinero ni para pagar la luz.
Nosotros pasamos de la nada a la máxima categoría del fútbol nacional. Se lo había prometido a mi padre. De no tener ningún jugador a disputar una final de la Copa del Rey fue todo un orgullo para mí. Teníamos dos balones o tres para el primer equipo... Me gustaría destacar a personas como Antonio Caldentey, Enrique Agustí y Colau Moragues, el director del banco, que sin su ayuda hubiéramos tenido muchas dificultades económicas. Pero estábamos muy compenetrados y unidos. Apenas había uno o dos empleados. He vivido momentos inolvidables en el Mallorca... el fútbol es un estado de ánimo. Si no tienes el estado de ánimo para ganar, no ganas. Es como la pesca; si crees que no vas a pescar, no pescas. Es así.

¿Qué opina del fútbol actual?
No me gusta nada. ¿Qué es esto de los cinco cambios...? Yo no haría ninguno. Si no puedes terminar un partido no puedes ser futbolista. Siempre van en contra de la creatividad. Mucha gente va al fútbol y no entiende nada. Ahora entra la pelota y tienes que esperar un par de minutos a que un señor de no se donde te diga si es gol o no lo es. Es una locura.

¿Cómo ve la final entre el Athletic Club y el Mallorca de La Cartuja?
El Mallorca puede ganar, pero tendrá grandes dificultades porque el Athletic es muy agresivo. Será un partido de mucha fuerza. El Mallorca juega al límite muchas veces porque no le queda más remedio, pero me parece bien. Pero deberá ir con cuidado. Creo que jugará atrás y bien arropado. Tendrá sus opciones.