Imagen del campo Son Caulelles-Cata Coll. | Ajuntament de Marratxí

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Graves incidentes en el Campo Cata Coll han provocado este domingo la suspensión del encuentro correspondiente a la décima jornada del Grupo A de Regional Preferente que enfrentaba al Pòrtol y al Porreres. El colegiado de la contienda ha optado por dar por terminado el encuentro cuando apenas faltaban seis minutos del tiempo reglamentario después de un nuevo episodio de violencia en el que se han visto implicado tanto jugadores como aficionados.

En la tangana habrían participado algunos efectivos del Pòrtol y el Porreres cuando el choque marchaba 1-2 con ventaja para los visitantes. Al tumulto se sumaron más personas que estaban presenciando el choque, pero, según testigos presenciales, los incidentes no fueron a mayores por la buena respuesta del grueso de participantes en el partido, que trataron de tranquilizar de inmediato a los más alterados. Tras unos minutos de tensión, tanto los cuerpos técnicos como los jugadores y los directivos calmaron una situación en la que no se registraron agresiones más allá de algunos empujones y zarandeos entre los otros implicados.

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La tensión, según el relato de las fuentes consultadas por este periódico, se originó en el tramo final del encuentro en el que el Porreres había remontado el tanto inicial de los locales. Una falta junto a la zona del banquillo local provocó que un integrante del Pòrtol se encarara con el jugador local y lo zarandeara deparando un tumulto que llevó al colegiado a señalar el final del encuentro para que la agresividad no fuera a más. Las fuerzas de seguridad se desplazaron hasta el lugar para hacerse cargo de una situación que podría haberse complicado pero que no fue a más.

Todavía no se ha cumplido un mes de otro incidente grave protagonizado por el Unión Latina en su compromiso ante el Lloret en el que la peor parte se la llevaron el colegiado y sus asistentes. Ahora ha sido de nuevo en Preferente en el mismo Grupo A que a finales de septiembre acabó con cuatro personas en urgencias por un enfrentamiento que se produjo a la conclusión del partido La Victoria-Sineu.

La violencia se ha convertido en una de las lacras del balompié isleño que cada fin de semana registra problemas de la misma índole. En esta ocasión, tanto la reacción del árbitro como la actitud de la gran mayoría de jugadores, técnicos, directivos y aficionados favoreció que se pudieran detener el conato de pelea.