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Son mallorquinas y ya lucen con orgullo la estrella que distingue a los campeones del mundo. Cata Coll y Mariona Caldentey se criaron en Pòrtol y Felanitx. Hasta los catorce años, la edad permitida, jugaron con niños y destacaban entre ellos. Todo el mundo quería jugar con la niña. Empezaron dando patadas a un balón en la calle junto a sus amigos y este domingo en Sídney alcanzaron la cima del Planeta Fútbol con un título mundial que puede abrir un nuevo camino en el fútbol femenino. Cata Coll entró en la lista de Jorge Vilda casi de rebote y de repente pasó a la titularidad. Apenas ha sumado cuatro partidos con la absoluta -tiene un Europeo y un Mundial sub-17- y ya puede presumir de ser campeona del Mundo. Ha sido una de las grandes sensaciones del torneo y a pesar de su juventud (22 años) y de un año ausente de los terrenos de juego por una grave lesión en la rodilla, Cata ya es una de las referencias del fútbol femenino mundial.

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Mariona tiene más experiencia. Acumula títulos con el Barcelona y ahora consigue la gloria con España con una exhibición. Asistió a Olga Carmona en el gol del título y forzó un penalti que Jennifer Hermoso no transformó. Felanitx, al igual que Pòrtol, vibró como nunca con el logro de sus paisanas. Aquellas niñas ya han dejado de ser la nota exótica de los equipos de niños para ser campeonas del mundo y lucir la estrella con orgullo.