Los jugadores del Andratx festejan la clasificación para la sigiuiente ronda de la Copa del Rey.  | Pere Bota

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A las doce del mediodía, los futbolistas del Andratx están citados en la cantina del campo de Sa Plana para vivir en directo el sorteo de la segunda ronda de la Copa del Rey. Después de hacer historia y dejar KO al Real Oviedo de Segunda, el club que preside Rafel Ribot espera que le toque el gordo antes de tiempo y abrir las puertas de su campo a un rival de Primera División. Sin embargo, no se espera un lleno absoluto en el bar. Ni una presencia masiva de los protagonistas. No es porque los jugadores pasen O estén cansados o tengan baño y masaje. Tampoco es que tengan compromisos publicitarios con alguna firma. El motivo de su ausencia en un día tan especial está más que justificado. «No creo que puedan venir muchos porque trabajan», reconoce el presidente.   

Lejos de la pasarela mediática, del glamour y los focos de la élite profesional, convive un grupo de trabajadores que se junta para entrenar a diario cuando cae la noche y para jugar los fines de semana. Hay miles por todo el país, pero el Andratx representa ahora el orgullo del balompie indígena tras eliminar al Real Oviedo e inscribir su nombre para la segunda ronda del torneo del KO. Un Primera División se cruzará en su camino. Cualquiera menos los cuatro (RealMadrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Athletic Club) que disputarán la Supercopa. Toque el que toque, habrá fiesta en Sa Plana. Y en los diferentes puestos de trabajo de los protagonistas.

Salvo que haya permiso, el capitán Gerardo Bonet estará atento al sorteo mientras ejerce de jardinero, su profesión. También tratará de no sujetar ningún cristal en ese momento Guillermo Palmer. A Damià Ramos, peluquero, le podría pillar con las tijeras en la mano, mientras que    José Bueno seguramente esté en la empresa de construcción en la que trabaja. También Jaime Calonge se dedica a ese mundo, aunque en su caso en aislamientos, mientras que el portero Vicens Sabater tendrá las manos ocupadas en algún teclado como informático que es. Su colega Mingo, también portero, estará en la empresa de transporte mientras que Gaspar Alemany, electricista, evitará confundir los cables en ese momento para evitar algún chispazo inesperado según el rival que depare el sorteo...

También los hay que estarán en las aulas en ese momento y vivirán el evento entre libros y profesores. Son Carlos Lorente, Miquel Llabrés y Toni Jou, estudiantes de INEF, Carlos Sánchez, enfrascado en una carrera de Ingeniería y Pep Vidal, que quiere convertirse en un ilustre abogado. Todos ellos, a partir de las doce del mediodía, se unirán desde la distancia para conocer su próximo destino. En la cantina estarán, eso seguro, el presidente y Rubén Nova, a quien también le corresponde una porción de este éxito y que lleva al Andratx en su corazón.