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El futbolista Cevher Toktas, del Bursa Yildirim Spor de Turquía, ha aparecido en los noticiarios de todo el mundo después de haber confesado que mató a su hijo de cinco años mientras estaba ingresado en el hospital con síntomas compatibles con la COVID-19.

Medios internacionales, deportivos y generalistas de todo el mundo recogen la dramática historia que arranca con el fallecimiento del pequeño. Todos los médicos pensaron que su muerte había sucedido de forma natural; no obstante días después el jugador confesó que lo había asfixiado deliberadamente.

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Fue el propio futbolista, quien militó en la Superliga turca hace más de diez años, el que llevó al niño al hospital, con síntomas como los descritos por la afección del coronavirus, entre ellos fiebre alta y dificultades pare respirar. Fue ingresado directamente en la UCI y poco después murió.

Cevher Toktas se presentó días después en la comisaría de Policía y confesó los hechos. Como razones para cometer este execrable crimen, el futbolista afirmó con frialdad que «no lo amaba. Nunca lo hice, desde que nació».