Santos Márquez, durante la vista celebrada meses atrás en la Audiencia de Palma. | Jaume Morey

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El intermediario Santos Márquez está mucho más cerca de la cárcel. La Sala de lo Civil y lo Penal del TSJB ha rechazado el recurso interpuesto por su defensa para intentar anular la condena de cuatro años y un día de prisión que le impuso la Audiencia por estafar a su socio mallorquín y apropiarse de la comisión que ambos debían repartirse por el fichaje de Iker Casillas por el Oporto hace cinco años, un tema que en su día desveló Ultima Hora.

La sentencia despacha de forma contundente los motivos planteados por la defensa de Márquez, que negaba que hubiera existido engaño y se quejaba de supuestas irregularidades en el procedimiento. De hecho, lo planteaba ahora, algo que no hizo durante el juicio que tenía que haber sido juzgado en Madrid y no en Palma, donde denunció la víctima.

Defensa
También atacaba los razonamientos de la sentencia y aseguraba que iba a demostrar sus errores: «No lo ha acreditado», le dice el TSJB que concluye que sin la financiación que recibió de parte de su socio mallorquín, Márquez jamás podría haber intervenido en la operación que llevó al entonces capitán del Real Madrid al Oporto. Por ello se embolsó 256.000 euros que se quedó para una empresa que acababa de fundar en lugar de ingresarlos en la que había financiado sus actividades. La defensa insistía en que no existió engaño porque «toda España se enteró del fichaje y Santos Márquez apareció en la prensa a nivel nacional». Los jueces le replican que «ello no es notorio para la Sala ni se le da a conocer qué se publicó en la prensa». La sentencia es dura con el recurso, que ya fue calificado como «patológico y heterodoxo» por el abogado de la acusación particular, Jaime Campaner.

Con este resultado en la apelación en el TSJB, a Márquez sólo le queda acudir a la vía más restringida del Tribunal Supremo para intentar evitar su ingreso en prisión. La Audiencia le impuso una pena de cuatro años por delitos de estafa y apropiación indebida.

En 2008 se había creado la empresa Mallorca Viva S.L. en la que la víctima del delito aportaba el capital y financiaba las actividades de Santos. Cuando se comenzó a hablar de la salida de Casillas del Madrid, el intermediario hizo creer a su socio que el objetivo era llevarlo a un equipo en Estados Unidos y para intervenir le pidió en torno a 9.000 euros para financiar los movimientos y viajes que necesitaría para la intermediación. Márquez contactó con el agente del portero y logró permiso para negociar con el Oporto. Allí fue donde acabó Casillas. Sin embargo, el intermediario intentó engañar de nuevo a su socio y negó que sus beneficios fueran de este fichaje sino que intentó justificar que provenían de otra empresa.