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Un largo camino puede llegar a un final soñado y esperado. La senda del Platja de Palma por la Liga EBA, y cuatro intentonas de ascenso, pueden hallar recompensa tras una temporada para enmarcar. El conjunto balear quiere recuperar el lugar que le corresponde a la capital mallorquina dentro del mapa baloncestístico nacional, y la cita del próximo sábado (20:30 horas, pabellón Toni Servera) está llamada a marcar un antes y un después.

El objetivo del campeón del Grupo E -con apenas tres derrotas en liga regular y 'playoffs'- es darle la vuelta a la serie definitiva ante el Marín Peixegalego. El testimonial tropiezo balear en A Raña (84-82) y la fortaleza de los de Maties Cerdà en su cancha, donde no saben perder durante esta campaña, son dos argumentos que invitan a soñar con un ascenso a LEB Plata que está más cerca que nunca.

El técnico del Platja de Palma reclama un último esfuerzo al vestuario, y a la vez espera una respuesta de la afición a la altura del encuentro. «Es la cuarta vez que jugamos la fase, y creo que este año nos toca», asevera el preparador mallorquín, que acumula casi tres décadas en los banquillos y ha sabido asentar la base de un grupo que destila aroma ganador.

Presión

Tras tres intentonas fallidas, Cerdà reconoce que una de sus prioridades ha sido «liberar a los jugadores de la presión por ascender y ser favoritos para ello. Somos un equipo que no especula, que juega fácil y tiene una rotación amplia», asegura el ocupante del banquillo del Toni Servera, quien confiesa que la evolución del grupo en la temporada que se agota «lo ha sido a nivel de resultados y plantilla. Este año tenemos centímetros, kilos, rebote, tiro, velocidad... es difícil que no encontremos respuesta a una situación complicada, o que nos ganen dos partidos seguidos, más con la vuelta en casa». Maties advierte que la plantilla que tiene a sus órdenes «es amateur, pero con calidad profesional. En estos cuatro años, se han ido añadiendo piezas al puzzle, y hemos demostrado que podemos dar ese paso al frente que estamos buscando».

Para el responsable desde la pizarra de la excelente campaña del primer equipo del Bahía San Agustín, «ha llegado nuestro momento, pero es de destacar que en este tiempo, hemos logrado tener una identidad muy marcada. Pero tenemos que completar el trabajo», insistió.

En caso de subir, a Cerdà no le desagradaría la opción de seguir al frente del equipo. «Yo no vivo de esto, pero le dedico las mismas horas que un entrenador profesional, y si me dan la oportunidad, lo agradecería, y supondría un cambio importante en mi vida, pues creo que el club posee estructura para crecer», admitía.

Clave

El buen ambiente en el seno del grupo se ha reflejado en la soltura mostrada sobre el parqué. «El baloncestista está cómodo jugando como sabe hacerlo, con unas normas, pero dándole libertad y permitiéndole ofrecer lo mejor de sí mismo», explica, ensalzando la aportación de veteranos como Alberto Alzamora o Pau Giménez, pero también la de Alberto García o Miki Corbacho, sin dejar de lado a Sergio Rodríguez y Biel Torres, o al estadounidense Sanborn, «que ha marcado las diferencias en momentos puntuales. Pero todos, cada uno haciendo lo que mejor sabe y siendo naturales, aportan en lo deportivo y personal, y ahí radica buena parte del éxito».

En plena cuenta atrás de cara a la cita frente al Marín, recuerda Cerdà el potencial de Schmidt, Atoyebi, Adón y Luis González, sin dejar de lado al mallorquín Sergio Riera -hermano de Joan Riera-. «Es un equipo cuadrado, con pocas combinaciones en la rotación, pero complicado, y la experiencia de Quino Salvo en la dirección es un plus añadido», relata el técnico, quien confiesa que «no nos planteamos el no subir, no se nos pasa por la cabeza». Cuarenta minutos y tres puntos les separan de la gloria.