Las jugadoras del Azul Marino celebran su clasificación para la fase de ascenso. | Azul Marino Mallorca Sant Josep

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El Azul Marino Mallorca Sant Josep jugará la próxima temporada en la Liga Challenge, segunda competición del baloncesto femenino español. Días después de quedarse a las puertas del ascenso por la vía deportiva, en la fase final de Inca, el club isleño ha encontrado una puerta abierta en los despachos para lograr el salto de categoría en el ejercicio 2023/24.

Según ha podido saber Última Hora, el Azul Marino Mallorca ha alcanzado y sellado un acuerdo para la permuta de su plaza en Liga Femenina 2 con la del Clarinos de Tenerife (del que llegó la pasada campaña Gaby Ocete), equipo con derechos deportivos en Liga Challenge tras su descenso de la Liga Endesa Femenina y que hace tiempo atraviesa por una situación económica complicada.

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La operación podría hacerse oficial en cuestión de horas, toda vez que el Clarinos Tenerife ha convocado una rueda de prensa para la mañana de este viernes, en la que el portavoz de la junta directiva del club canario, Claudio García, y la entrenadora y directora deportiva de la entidad, Raquel Álvarez, mostrarán las líneas de futuro del proyecto de la entidad, aunque desde hace días ya circula el rumor de que Clarinos meditaba militar en Liga Femenina 2, dadas las exigencias de una competición con rango de semiprofesional como es la Liga Challenge.

La confirmación de esta operación supondrá un salto de calidad para el Azul Marino Mallorca, que apostará por un proyecto ganador en esta nueva singladura dentro de la categoría de plata. El primero paso será la renovación del técnico aragonés Dani Rubio, cuyo trabajo ha convencidoo a los gestores del proyecto. De la misma manera que la columna vertebral del equipo, con jóvenes nacionales que apuntan alto y han demostrado un elevado nivel competitivo (Vicente, Tomás, Tainta...) y otras jugadoras experimentadas y consolidadas (Quirante, Traore, Ocete...).

Pero un punto clave dentro de la hoja de ruta del Azul Marino Mallorca Sant Josep será el poder jugar sus partidos oficiales en el Palau d'Esports de Son Moix. La pasada temporada se consiguió reunir a más de 2.500 espectadores en el partido frente al Viladecans y el militar en una segunda categoría nacional supone un argumento de peso para el equipo que devolverá, salvo giro brusco de los acontecimientos, al baloncesto femenino mallorquín a un escalón notable dentro del panorama nacional, siendo el primero que militaría en esta categoría a liga única surgida de la reestructuración llevada a cabo años atrás por la FEB.