Nacho Rodríguez posa con una camiseta de la selección de Jordania. | Pere Bota

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El baloncesto mallorquín tendrá un motivo más para estar pendiente de la Copa del Mundo, que se disputará en Filipinas, Japón e Indonesia del 25 de agosto al 10 de septiembre. Pero no de lo que hagan Rudy Fernández o Álex Abrines si son citados por Sergio Scariolo para defender el título, sino de una selección que regresará trece años después tras ganarse a pulso una de las plazas en el sector asiático.

Porque en el banquillo de Jordania, junto al seleccionador Wesam Al-Sous, habrá un mallorquín que ha sido clave en la clasificación del equipo asiático, que tras participar en 2010, volverá a codearse con los mejores del planeta. Y allí estará Nacho Rodríguez (Palma, 1995), dispuesto a vivir «una experiencia única» dentro del cuadro técnico y con la ilusión «de poder enfrentarnos a España o Estados Unidos» en la cita que tendrá lugar en Manila, Okinawa y Jakarta.

Criado como jugador en La Salle Palma, desde los 6 años, para poner rumbo a Estados Unidos al alcanzar la mayoría de edad, vivió su sueño americano en la Salem University (NCAA), formándose académicamente en Business Administration Sports Management. Tras esta etapa, «tuve ofertas de LEB Oro y Plata, pero me ofrecieron seguir como entrenador ayudante en Salem y acabé en una academia de alto rendimiento». Allí, en Florida y enrolado en la DME Academy, lleva dos años formando a jóvenes talentos, y a la vez buscando incorporaciones por todo el mundo, aprovechando además su periplo con la selección jordana.

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Nacho Rodríguez, con una camiseta de la selección de Jordania. Foto: Pere Bota

Allí lleva dos años, siguiendo los pasos de Al-Sous en 2021, aunque compaginando esa labor con la DME Academy. «Empezamos con el objetivo de clasificarnos para el Mundial de 2023 y, paso a paso, fuimos dándole forma», relata Nacho, con jugadores contrastados a sus órdenes (Al Dwairi, Dar Tucker..) y un grupo «con una gran ilusión y que supo captar la esencia del reto que se le planteaba», explica el técnico mallorquín, que destaca la dificultad de contar con efectivos «en una liga de apenas seis equipos, aunque hay buenos jugadores y se trabaja cada vez mejor».

Y destaca de Jordania que, «pese a ser un país pequeño, tiene medios. Son gente muy acogedora y enseguida me trataron como a uno más, aunque soy el único extranjero», explica Rodríguez, quien utiliza el inglés como lengua vehicular en esta singladura que le ha permitido conocer «países a los que nunca pensaba que iba a viajar, como Líbano, China, Irán, Indonesia, Filipinas, Nueva Zelanda, Arabia Saudí...».

Volver a un Mundial y estar entre los 32 mejores combinados del planeta «ha sido lo máximo para Jordania y su baloncesto, el recibimiento fue espectacular», comenta, marcándose a la par como objetivo en la competición «ganar al menos un partido y dar una buena imagen», con la puerta abierta a una posible, pero compleja clasificación olímpica para París 2024, «pues es clasificatorio y el país asiático con más victorias irá a los Juegos», advierte Nacho.

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De la experiencia, admite que es «enriquecedora en muchos aspectos», aunque deportivamente la ha permitido «conocer un mundo y un baloncesto diferentes. El pasado noviembre cerraron su clasificación, culminando «una gran experiencia profesional, más siendo la primera», comenta Nacho Rodríguez, que atendió a Última Hora durante un breve paréntesis para visitar a los suyos en Mallorca, antes de iniciar la puesta a punto para la Copa del Mundo, en mayo, una vez que acabe la Liga en Jordania. «Iremos a Estados Unidos y otros países de Europa y Asia. Hay muchas ganas y se quiere hacer bien para ser competitivos», confiesa.

Una vez centrados en la competición, Nacho Rodríguez tiene alguna preferencia especial, que pasará por el sorteo, que se celebrará en Manila (Filipinas), sede de la fase final de la Copa del Mundo, el próximo 29 de abril. «Si se juega contra España, sería un sueño... Jugar en el máximo nivel y contra los mejores, es lo que todos soñamos alguna vez. Y hacerlo contra Estados Unidos o España sería la bomba... Pero cualquier otro equipo también, como Eslovenia, Francia, Serbia...». Y, puestos a pedir, podría coincidir con un viejo compañero en La Salle como Álex Abrines.

En Estados Unidos, Rodríguez ha acumulado durante todos estos años numerosas experiencias que le hacen recomendar a quien quiera dar un paso al frente cruzar el Atlántico. «Es otro nivel de baloncesto y te forma físicamente de una manera diferente. Mezclar la calidad y el talento europeos con la mentalidad norteamericana supone una combinación brillante. Te ayuda a crecer en todos los aspectos», refiere el preparador mallorquín en la cuenta atrás hacia su primer Mundial... con Jordania.