La jugadora de baloncesto Alejandra Quirante, en Palma. | Teresa Ayuga

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Supo lo que era jugar en Liga Femenina en Sóller, y tras una larga travesía por diferentes equipos de la máxima categoría y meses después de lograr el ascenso a la misma con el Barça CBS, Alejandra Quirante (Palma, 1992) regresa a casa para «sumar» al proyecto del Azul Marino Mallorca Sant Josep. La base isleña nota «el respeto de las rivales» por su experiencia, pero asume como «un reto personal y profesional» la oportunidad que se le brinda, «pues ya tenía ganas de volver a Mallorca, y lo que me ofrecieron me motivaba. Mi objetivo era tomarme un tiempo sabático y en Navidad ver qué se podía presentar... Pero Jordi (Riera) me llamó, le dimos dos vueltas e hice las maletas», asegura Quirante.

Y sus galones han permitido al equipo de Dani Rubio colarse con el paso de las jornadas entre las mejores del Grupo B de la Liga Femenina 2. «Además de buenas amigas, este equipo tiene calidad», asegura Alejandra, que hace planes de futuro en la Isla, y a medio plazo, fija como meta «pelear por el ascenso a Liga Challenge. Pero paso a paso. Ahora, toca clasificarnos para la fase y llegar bien al momento decisivo. Y queda camino...», asegura desde la experiencia de su trayectoria.

Ilusión

Una carrera profesional en la que graves lesiones le ayudaron «a hacerme más fuerte y aprender muchas cosas» y que quiere redondear volviendo a situar al baloncesto mallorquín en el mapa nacional. «El partido del domingo (ante Viladecans, en Son Moix) es una gran ocasión para dar visibilidad a nuestro deporte», prosigue Quirante, que valora del Azul Marino Mallorca «el proyecto de unidad, de buscar un objetivo común, y quién sabe si puede ser la opción para que otras jugadoras como yo vuelvan a la Isla en el futuro...», decía.

Recuerda con nostalgia aquel Joventut Mariana, «con grandísimas jugadoras», y resuma optimismo «porque hay ganas, afición y unos cimientos y una historia detrás», asegura sonriente Quirante.