Imagen de la plantilla del Gráficas García Bàsquet Inca de la temporada 1994/95. | Fundació FEBIB 1935

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Pocas temporadas se recuerdan con tanta pasión en la historia reciente del baloncesto balear. Ni un desenlace generó tal expectación como el que Gráficas García Bàsquet Inca y Gesa Alcúdia protagonizaron hace ahora un cuarto de siglo.

En juego estaba el título de la Segunda División Balear y el poder luchar por dar el salto a la recién nacida Liga EBA, pero también dirimir una rivalidad que muchos recuerdan, al igual que aquel partido por el campeonato en el pabellón de Sa Creu, que los de es Raiguer supieron convertir en un ‘infierno’ para conseguir una victoria que sería clave para el devenir de su proyecto. Fue el punto de partida, el partido que cambió la historia del deporte de la canasta en Inca y que logró arrebatar el protagonismo al fútbol por espacio de unos días.

Esa temporada 1994/95 dejó un grupo balear de Segunda División de alto nivel. A los citados Gesa Alcúdia y Gráficas García Bàsquet Inca había que unir al Mallorca BC, el Óptica Abel y el Perlas Manacor, por Mallorca; al Ca Nostra y el Ses Salines ibicencos, y por Menorca al Boscos Ciutadella, Alcázar y Jovent de Alaior, toda vez que La Salle Maó ya militaba en la categoría superior en lo que era uno de sus primeros pasos en el camino hacia la ACB.

El desenlace del primer tramo dejó al frente a Gráficas García Bàsquet Inca, Gesa Alcúdia, Mallorca BC y Jovent, que se disputarían el título en una segunda fase en la que todos señalaban a dos equipos diseñados para marcar las diferencias.

Por un lado, el Gráficas que dirigía Pep Miquel Arbúcies, en el que legendarios como Pou o De la Cruz se juntaban con los Rafa Seguí, Bisquerra, Valdivielso, Tolo Oliver, Toni Fiol o Víctor Fernández, entre otros. Un proyecto que tenía tras él a una directiva emergente, con Joan Rubert al frente, que contrastaba con la filosofía de un Alcúdia con el sello del recordado Guillem Alomar y entrenado por Koldo Alonso. Miquel Llompart, Xavi Nin, Xisco Vila, Pedro Terrasa o Ángel Heredero eran algunos de los nombres propios de aquel vestuario.

El primer pulso directo cayó del lado del cuadro de Nord de Mallorca, que impuso el factor pista en un duelo que mostraba el camino de lo que iba a ser el devenir de la competición (110-107). Y es que iba a ser en el último encuentro, en el pabellón de Sa Creu de Inca, cuándo y dónde todo se iba a decidir. Un partido, cuarenta minutos a cara o cruz en el que el ganador se llevaría el título y el derecho a seguir creciendo.

El duelo se fue calentando en los días previos y la tensión se palpaba en un abarrotado Sa Creu, testigo de un envite para los anales. La victoria y el título balear fueron para para el Gráficas (100-77), que tras la fase de Monzón arañó una plaza en la Liga EBA, la antesala de su salto a la Liga LEB, de la que fue fundador en la campaña 96/97, y que protagonizaron también algunos de los presentes aquel 30 de abril de 1995 en Sa Creu.

Veinticinco años después, el baloncesto sigue vivo en Inca y Alcúdia, pero lejos de aquella rivalidad y de la categoría pretendida por ambos. Sus destinos de cruzaron más adelante en LEB Oro incluso, también con Rubert y Alomar al frente de ambas naves. Pero aquel partido de Sa Creu marcó un antes y un después. Y sigue vivo en la memoria de sus protagonistas.

El paso de los años hizo que ambos clubes volvieran a topar, pero ya en la LEB Oro. El Bàsquet Inca prolongó -más tarde como Bàsquet Mallorca- su estancia en la categoría hasta 2012, pero durante los ejercicios 2004/05, en LEB Plata, y desde el 2005/06 al 2007/08 en LEB Oro, se encontró primero con el Alcúdia-Aracena, y posteriormente con el Palma Aqua Mágica, en lo que supuso el reencuentro de históricos dirigentes como Guillem Alomar y Joan Rubert al frente de sus naves, alimentando una rivalidad a la sombra de la época dorada del Menorca en ACB, pero que devolvió la pasión por el baloncesto a Mallorca en la segunda liga del país. Pero todo empezó aquella temporada 1994/95.