Jordi Grimau (00) y Roger Fornas (19) en plena lucha por un rebote. | Miguel Ángel Borrás

TW
3

Un equipo depresivo. Esa fue la imagen que demostró un Iberostar Palma que ofreció su peor versión en ataque en Son Moix ante un Chocolates Trapa Palencia que aprovechó la crisis de juego de los isleños para tomar impulso (60-72) y castigar a los de Félix Alonso con una sexta derrota consecutiva que les sitúa en posiciones de descenso, ya en solitario con el Clavijo.

Llegó de nuevo tarde al partido el Iberostar, cuando el Palencia -en cuyo banquillo debutaba Alejandro Martínez- ya disponía de margen en el electrónico entrado el último parcial. Hasta entonces, la falta de acierto en ataque, en especial desde la línea de 6’75 (3 de 11 al descanso), y la generosidad defensiva exhibida por fases, pasó factura a un Iberostar en el que los Fornas, Bivià, Huertas, Tomàs y compañía, líderes de un vestuario ya más que herido, reflejaron el bajón de un grupo que el próximo domingo afronta una misión casi imposible en la pista del Manresa.

El guión parecía el de siempre. Un buen arranque del Iberostar hacía pensar en una victoria que se resiste desde hace meses en el Palau. Se ponía siete arriba el Iberostar Palma (19-12), cerrando el primer cuarto por delante (19-16).

Bajón
Lanegger dio un poco de frescura a los isleños, que tiraban de puntería y orgullo para responder a la intensa defensa del Palencia, con encadenó una cascada de triples para despegarse en el electrónico (29-36).
Pero no era el día del Iberostar. Canastas asequibles, tiros liberados y opciones como una técnica a Otegui no se aprovechaban y el Palencia mantenía el margen (33-40) que les permitía ilusionarse al ecuador del partido. Y la cosa fue a peor en el arranque del tercer cuarto. La cadena de errores y despropósitos iniciales dio paso a la primera reacción, frenada por dos triples de Cvetinovic (42-53).

Diez abajo comenzaba el cuarto final (48-58). No aprovechó el Iberostar la crisis anotadora del Palencia, tirando una tra otra posesiones para recortar una desventaja de seis puntos (52-58). Garrido y Ruffin no perdonaron y la victoria voló, otra vez, hacia Palencia (60-72).