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No hay manera. Ni antes con Xavi Calm ni ahora con Eloy Jiménez el Atlètic Baleares es capaz de sembrar algo de fútbol para después recoger algún triunfo. El conjunto de la Vía de Cintura desperdició la enésima oportunidad para dar un puñetazo encima de la mesa y consolidar su plaza de playoff. Aunque sigue cuarto, la imagen de desidia que volvió a mostrar el conjunto blanquiazul nubla el futuro de pesimismo. Con los tres primeros a vista de prismáticos -a nueve y diez puntos-, el objetivo del ATB pasa por recuperar parte del crédito que ha ido perdiendo por el camino.

Este Atlètic no tiene nada que ver con el que arrancó el torneo. A los delanteros se les ha secado la pólvora y nadie en la sala de máquinas es capaz de generar algo, por poco que sea, para herir a su enemigo. La sensación que transmite el actual ATB es de un equipo depresivo que no juega a nada y que no es capaz de lanzarse a la yugular del enemigo ni siquiera por dignidad. Al Cornellà, el peor visitante de la categoría, le bastó con ser ordenado atrás para atrapar un punto que festejó como una victoria.

Cansada del tedio que tiene que presenciar cada quince días, la afición del ATB expresó su indignación con una sonora bronca por el espectáculo (lamentable) que ofrece su equipo jornada a jornada. No funcionó con Calm ni ahora con Eloy Jiménez, cuya llegada no ha provocado ninguna evolución. Más bien lo contrario.