Foto con las niñas del hogar de la ONG DARE, del padre Lijo y la hermana Menju.

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Cada vez hay más gente que no lee las noticias. Prefieren ignorar que ser conscientes de lo que ocurre día a día a nuestro alrededor. La mayoría argumenta un enorme sentimiento de impotencia ante la negatividad que desprenden. Y es cierto. El mundo está azotado diariamente y sin descanso por desoladores situaciones: que si un tifón deja sin casa a miles de personas en el sudeste asiático; por allá por África siguen de guerra, hambrientos e ignorados por el ojo mediático; las mujeres continúan acalladas y apresadas en sus casas en Afganistán…Tampoco hace falta irse tan lejos: pese a la tremenda brecha que separa Occidente de Oriente, en los desarrollados países europeos no se libran del drama, con familias desahuciadas y sin hogar, corrupción política y falta de oportunidades prometidas. Por no hablar del cambio climático con el que se divisan aún mayores tragedias venideras.

Efectivamente, tras un breve repaso por titulares, dan ganas de huir y no mirar hacia atrás. O, al menos, de no volver a leer, ver o escuchar noticias en un tiempo. Sin embargo, esta crónica, aunque hasta ahora no lo parezca, va de todo lo contrario: de la hoda a los que se quedan, a los que resisten.

De la solidaridad de Mallorca a lograr un pequeño milagro en la India

En los dos meses que llevo recorriendo el norte de la India, la pobreza y la falta de oportunidades para salir de ella de sus habitantes es lo que más hondo me ha tocado. No era tema que desconociese. Todos tenemos cierta idea de la pobreza que sufre gran parte del globo, pero no se es realmente consciente de ella hasta que uno entabla cierta amistad con niños vestidos con harapos y con los pies descalzos y agrietados; con mujeres cuyo destino se limita a casarse y tener hijos, sin margen real para la elección propia de sus vidas o con jóvenes con sueños de viajar frustrados por la imposibilidad de ahorrar y de obtener visados. Uno acaba las conversaciones con ellos con el mismo sabor de boca que tras un repaso de titulares. «Vaya mierda de mundo», se martiriza uno mentalmente durante largo rato, hasta que descubre la otra cara de la moneda, que, aunque más pequeñita, existe.

Slums, barrios marginales de la India. Así viven los niños en estas zonas si nadie hace nada al respecto. Foto: Marc Lozano García (@marc_endless).

También he aprendido aquí que revertir la situación y hacer del mundo un lugar mejor es posible. Y no se necesitan para ello ingentes cantidades de dinero o poder político. Solo resistencia ante las adversidades y lucha por los grandes ideales. Prueba de ello es el trabajo en la ciudad india de Sarnath (cerca de Varanasi) del padre Lijo y la hermana Menju, un sacerdote y una monja, pese a la persecución religiosa que sufren en el país y la falta de apoyo institucional, gracias a pequeños donativos de ONG’s -entre ellas, la mallorquina Amics de la Infància- rescatan a niñas en situación de extrema pobreza.

Haciendo crespells con las niñas del hogar de DARE en Sarnath.
De izquierda a derecha: el padre Lijo, Marina J. Ramos, la hermana Menju, Marc Lozano, Lourdes Terrasa y otro sacerdote, en el hogar de las niñas de Sarnath.

Son niñas cuyos padres abocan a la indigencia, a pedir dinero en estaciones de trenes. Están condenadas, salvo que alguien como Lijo y Menju hagan hago al respecto. Los dos fieles llevan veinte años plantándose a nivel particular en las estaciones, convenciendo a los padres para que permitan llevarse a las niñas a su hogar, donde las educan, las cuidan y las instruyen en el mejor colegio de la zona. Así, mediante el duro trabajo diario, han conseguido cambiar la vida de decenas de niñas. La más mayor ahora es enfermera en Nueva Delhi, y otras tantas estudian en la universidad.

He de confesar que, jugando una noche con las niñas y la hermana Menju a un trepidante juego de mesa, tuve que salir un momento de la habitación. Se me saltaban las lágrimas y el corazón me latía con fuerza. Comprobé que con determinación y solidaridad entre comunidades, es posible lograr un pequeño gran cambio en el mundo.

Raquel y Víctor: de viajar por la India a volcarse en ayudar a sus habitantes

También estuvimos con otra ONG, que fundaron Raquel y Víctor, una pareja de españoles cuando, impactados por la pobreza en su viaje por la zona del Rajasthan (noroesta de la India), decidieron no dar la espalda a la situación y hacer algo al respecto. Es Kolam, una pequeña organización nacida de la fuerza de los ideales y que pese a sus humildes recursos es toda una esperanza y motor de cambio para la población de las afueras de la ciudad de Udaipur.

Marc Lozano, Jigyasu, uno de los profesores de la escuela de Kolam, y Marina J. Ramos, en el centro de la ONG a las afueras de Udaipur.

Me contaban los trabajadores de Kolam, agradecidos, cómo Víctor se paseaba por los slums (los barrios más marginales de la India) y llevaba al médico a todo aquel que lo necesitase u ofrecía escolarización a hijos de familias olvidadas por el sistema. Ahora la pareja vive a medio camino entre España y la India, pero años después de aquel viaje, emociona ver cómo han sembrado una pequeña semilla en Udaipur, una esperanza que sigue brotando entre los niños del lugar, quienes en unos años, quién sabe, quizá puedan vivir en un lugar mejor que entre palos y harapos, en medio del barro.

Lourdes Terrassa, la que fue mi jefa de la sección de Sociedad en Ultima Hora hasta que se jubiló el año pasado, siempre me hablaba del proyecto de Amics de la Infància en la India, con el padre Lijo y la hermana Menju. Precisamente, fue a raíz de tantas historietas y elogios de la India por lo que he acabado aquí. Para ser sincera, al principio no entendía la fascinación de mi jefa por el hogar de las niñas, pero ahora la comprendo y no dejo de maravillarme del poder que tenemos las personas por lograr un cambio en el mundo; del poder del amor, del trabajo por los demás y de la importancia de muestras de solidaridad, por pequeñas que sean. Gracias a personas como el padre Lijo, la hermana Menju, Raquel o Víctor despierto y me voy a dormir con esperanzas en la humanidad.