Es muy importante que los hijos no sufran por las separaciones. | Pixabay

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Los divorcios y separaciones cada vez son más habituales, por lo que es muy importante tener las herramientas necesarias para llevarlo de la mejor manera posible, especialmente si hay hijos. La coach personal y de salud, Marga Almarcha, explica que la COVID-19 también ha afectado en las relaciones de pareja y si antes subsistían por diferentes motivos, el confinamiento y la pandemia han animado a separarse a parejas que habían dejado de funcionar.

«Una ruptura nunca es agradable para nadie y, si encima está marcada de reproches y con hijos, todavía se puede hacer más cuesta arriba a la hora de tomar diferentes decisiones por el bien común. Lo que antes era un gran equipo que remaba para llegar a puerto de la mejor manera posible, se puede convertir en un cayuco a la deriva en plena autosuficiencia», señala.

Sin embargo, «lejos de pensar que el panorama puede ser tan desalentador como atravesar el Pacífico en busca de la tierra prometida, se puede trabajar para remar por una separación lo más amable y pacífica posible donde los malos sentimientos se dejen a un lado en pos del bienestar de ese oasis que son los hijos».

En este sentido, explica que «una separación consciente requiere de mucho compromiso por ambas partes para remar hacia la misma dirección aún sabiendo que cuando se bajen de la barca cada uno marchará por su lado. Además, requiere dejar el ser padre o madre para ser verdaderamente nosotros y velar por la tranquilidad absoluta de los hijos en común. Y, para lograr eso hace falta valor».

En concreto, precisa que hace falta «valor para dejar de lado los egoísmos heredados, las ganas de quedar por encima del otro, como si se quisiera vivir en una constante lucha contra la persona que un día la vimos como nuestra compañera o compañero de vida».

La coach expone que «quien toma la decisión de separarse no debería pagar el desenlace de la historia, quién toma la decisión sólo ha dado un paso, dejando atrás un mar de dudas, pero pensando que así todos serían más felices y, sobretodo pensando que no estaría en una lucha constante; a fin de cuentas, lejos de parecer algo malo, las separaciones son un proceso natural de la vida con un toque quizá más social que nos impide verlas como tal, pero que tienen un gran poder transformador».

¿En qué consiste una separación consciente?

«Lo que nos acerca a una separación consciente es enfocarse en un estilo constructivo de relación que lleve al cuidado de las necesidades de los hijos en común. No se basa en poner continuamente la otra mejilla ni estar cediendo ante las diferentes propuestas. Requiere de un gran amor por ti, de cuidarte, de saber poner límites que estén acordes con lo que es mejor para ti y para tus hijos, de dejar de lado la culpa para reconstruirte desde la responsabilidad, de dejar de lado los reproches que solo generan malos entendidos y faltas de respeto y comunicación, para avanzar en una relación que esté basada en cocrear otras acciones destinadas al cuidado, la protección, el amor… y que sean capaces de generar confianza, seguridad y pertenencia a los hijos aunque, vosotros como padres ya no compartáis, pero seáis capaces de transmitirlos con todo ese amor que un día os unió», explica.

Una separación consciente y respetuosa requiere, por un lado, que cada una de las decisiones tomadas por cada progenitor haya tenido en cuenta las necesidades de los hijos; y, por otro lado, que cada acción que hagas nazca de la más absoluta responsabilidad y no de la culpa o la venganza que has podido alimentar. «Recuerda que somos dueños de lo que elegimos sentir y que, así como sintamos actuaremos, lo que nos deja en una posición de elección privilegiada».

La coach sostiene que «pocos pasos son tan importantes como estos si se quiere mantener la familia a pesar de la ruptura de la pareja, y construir nuevos puentes de comunicación y respeto que ayuden a hacer un mejor camino donde se pueda sembrar la generosidad para que los hijos crezcan en armonía y sin ningún dolor heredado que les pueda marcar su vida o les obligue a posicionarse por un progenitor u otro».

En este sentido, señala que «en una sociedad donde las luchas de poder y el 'quedar sobre' rigen muchas relaciones de la vida cotidiana y que, actuar bajos los designios de la venganza parezca en un primer momento más fácil que separarse con amor. Cada vez ocurren más acontecimientos que nos hacen poner el foco en qué quizá deberíamos plantearnos actuar desde el corazón, porque ya se ha visto que actuar bajo la venganza nunca ha sido el mejor camino y, desgraciadamente toda la sociedad hemos sido testigo de ello».

En su opinión, esto nos puede llevar a pensar que «es nuestra responsabilidad como progenitores velar por el bienestar de nuestros hijos a todos los niveles y no solo a nivel material. Honremos a esos niños que dejaron de jugar porque algún progenitor en algún momento decidió utilizarlos como moneda de cambio para generar un sufrimiento sin precedentes y demos la oportunidad a todos esos hijos de padres separados a ser felices como realmente se merecen. Que la lucha sea por llevar la separación de la forma más amable posible a pesar de los inconvenientes».