Cómo cuidar tus pies este verano.

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Manchas amarillentas, uñas engrosadas, frágiles o con una forma irregular... ¿Alguna vez has tenido estos síntomas en las uñas? La onicomicosis es una infección por hongos en las uñas, normalmente en las de los pies, responsable de hasta el 10% de las alteraciones ungueales, tal y como destaca la Fundación Piel Sana de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

En la mayoría de los casos, estas infecciones son causadas por los denominados dermatofitos y reciben el nombre de tiña ungueal. Aunque es menos frecuente, la aparición de hongos en las uñas puede deberse a la levadura Candida o a la presencia de hongos no dermatofitos, como el moho.

Se trata de un problema muy habitual, sobre todo en verano al acudir a ambientes húmedos como piscinas, vestuarios o instalaciones recreativas. Para saber si padeces esta infección basta con observar tus uñas y comprobar si han cambiado de color, si se descaman con facilidad o si tienen un olor más desagradable.

Existen algunos factores que pueden incrementar el riesgo de contraer hongos en las uñas y que, según Mayo Clinic, son los siguientes:

Tras realizar un diagnóstico y comprobar la infección, el profesional sanitario establecerá la pauta de tratamiento idónea dependiendo del estado de la enfermedad, cuyo objetivo es la curación de la infección y la recuperación clínica de la uña. En este sentido, al tener un crecimiento lento, «ésta tardará muchos meses en recuperar su aspecto normal», indican desde la Fundación Piel Sana.

Así, si se trata de una afectación distal de una o pocas uñas «se puede optar por un tratamiento tópico a base de lacas que contienen fármacos antimicóticos». Además, se pueden utilizar cremas queratolíticas o, en algunos casos, es posible que se tenga que realizar una avulsión quirúrgica de la uña infectada.

Por otro lado, si la afectación es lateral y/o proximal, o afecta a más uñas, «el tratamiento de elección son los antifúngicos orales». A nivel general se requiere un tratamiento de cuatro a seis meses. En este sentido, «debe ser siempre supervisado por un médico, ya que son fármacos que pueden presentar interacciones con otros, o producir alteraciones en el hígado».