'Cocarrois' y 'pastissos'

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El conocido Die Balearen del Arxiduc Lluís Salvador de Austria daba por sentado que los cocarrois eran unas pastas propias del ciclo festivo de la Pascua mallorquina. Acaso porque aún se identificaban con ciertos panecillos en forma de corona y con un huevo en el centro preparados para esas fechas en el Alguer sardo a mediados del siglo XVI.

Ahora son unas de las pocas elaboraciones locales tradicionales que pueden encontrarse con bastante facilidad en panaderías y pastelerías y consumirse en cualquier momento del año. Esa divulgación y aceptación debemos buscarla en que pueden ofrecer un excelente paladar y se alinean con la tendencia vegetariana que rige nuestra actual forma de alimentarnos. Además son de fácil manejo, no precisan cubiertos, se transportan cómodamente y tienen la opción de poder ser consumidos casi en cualquier situación y circunstancia.

Como es bien sabido su masa básica es la corriente del pan, aunque suele enriquecerse con aceite, manteca o huevos, o bien con una porción conjunta de los tres. Según el tipo de pasta con que están hechos, pueden ser básicamente de dos tipos; salados o dulces. Los primeros son los más corrientes y habituales, pero principalmente en Palma se preparan en una versión de pasta dulce, añadiendo azúcar a la masa o algún otro edulcorante. Consisten en una lámina de pasta, que será fina y redondeada, sobre la cual añadiremos la verdura del relleno, oportunamente condimentada a gusto con pimentón, pimienta y aceite y discrecionalmente acompañada de ingredientes como pasas y piñones. Doblaremos la lámina, encerrando el relleno en una forma semicircular o de media luna, uniendo el borde libre de modo que el contenido interior quede bien sellado.

Por lo general se rellenan con verdura de la temporada, siendo corrientes los de cebolla y de col, ambas cortadas muy finamente. Se les pueden poner asimismo otras verduras, preferentemente de hoja, como espinacas y acelgas o bien coliflor y puerro. Esta preferencia por los rellenos de vegetales hace pensar que inicialmente no fueron un producto propio del ciclo festivo de la Pascua, sino acaso más bien propio de la mesa cuaresmal. Hay versiones que incorporan también pequeñas porciones de sobrasada o ventresca salada, pero estas adiciones no suelen ser frecuentes.

Una versión alternativa y mucho más modesta en cuanto a enriquecimiento de la pasta y condimentación o variedad del relleno, son los llamados pastissos. Son típicos de la zona de Campos y solían ser un recurso propio de las jornadas de hacer pan doméstico. En esas fechas si sobraba algo de masa se aprovechaba para improvisarlos. A diferencia de las preparaciones ahora así denominadas, no solo no eran dulces sino que su pasta se adicionaba con proporciones más limitadas de manteca o aceite y la verdura era mucho menos variada y sin apenas más condimento que la sal. No obstante, su improvisada sencillez y limitada variedad de ingredientes no quitaba que fuesen cumplidamente saboreados y plenamente disfrutados.