Durante Sant Antoni, este plato se convierte en protagonista.

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Estos últimos días, las panaderías de Palma se han llenado de espingades, motivo por el que he aprovechado la ocasión para preguntar a los panaderos sobre el origen de esta receta típica de la celebración de Sant Antoni. Combina sabores rústicos y sencillos y es un símbolo de la cocina mallorquina que refleja la fusión de culturas y la tradición agrícola de la Isla. Su origen se remonta a tiempos antiguos, cuando los agricultores mallorquines preparaban platos que pudieran consumirse durante largas jornadas de trabajo en el campo.

La espinagada era una opción ideal por su facilidad de transporte y su capacidad de mantenerse fresca durante horas. Durante las fiestas de Sant Antoni, patrón de los animales y protector de los campos, las espinagades se convierten en protagonistas, simbolizando la gratitud hacia la naturaleza y su generosidad.
Aunque la receta típica incluye espinacas, existen variaciones que incorporan otros ingredientes como el bacalao, muy útil en la cocina por su larga conservación y valor nutritivo. Otras versiones pueden incluir pasas y piñones, que añaden un toque dulce y una textura crujiente. Algunos cocineros modernos experimentan con ingredientes como queso de cabra o verduras asadas, aunque estas versiones son menos tradicionales.

La espinagada no solo es un plato delicioso, sino también una representación viva de la historia y la cultura de Mallorca. Su sencillez y versatilidad la convierten en una receta ideal para compartir en familia y celebrar las tradiciones de la Isla. La popularidad de la espinagada en festividades como Sant Antoni es importante no solo como alimento, sino como parte integral de la identidad cultural mallorquina.