El Arcipreste de Hita, ‘La serrana del puerto de Malangosto’ y unas truchas en salsa verde

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Le dijo la serrana al Arcipreste: «Muchachote, no te espantes, que bien te daré buen yantar, como es costumbre en la sierra. En la cabaña, hizo una hoguera con leña de encina y cocinó gazapo de soto, buenas perdices asadas, hogazas no muy bien amasadas, buena carne de choto, todo ello acompañado con un cuartillo de vino. No faltaron la manteca de vacas, el queso asadero, leche, nata y una trucha, diciéndome luego comamos también este pan duro… y después haremos la ‘lucha’»
Es obvio a qué se refiere.

En otro episodio, al hablarnos de Don Carnal, viene a decir: «Las truchas del Alberche, el atún, el tocino, la cecina, el lardo… De Bayona traían muchos cazones, y mataron las perdices, castraron los capones, del río Henares venían los camarones… De Santander vinieron las bermejas langostas y arenques y besugos vinieron de Bermeo… La noble lamprea viene de Sevilla… El pulpo, los pavones, los faisanes…» (Y sigue la relación de alimentos).

Yendo a la receta dispondremos de cuatro truchas de unos doscientos gramos cada una. Primeramente prensamos medio limón en un litro de agua salada que llevamos a ebullición. Limpiamos los pescados y los metemos en el agua hirviendo. Cuando el agua vuelva a hervir sacamos la olla del fuego aunque mantenemos las truchas en el recipiente durante un cuarto de hora, el tiempo necesario para que se acaben de hacer. Preparamos, mientras tanto, la salsa verde, para lo cual lavamos veinticinco gramos de berros y la misma medida para el estragón y la menta. Escaldamos cincuenta gramos de espinacas durante un cuarto de hora, los berros unos diez minutos y el estragón y la menta cinco minutos. Ponemos estas hierbas en la batidora además de veinticinco gramos de perifollo y otro tanto de perejil crudos. Le agregamos cuatro cucharadas de aceite de oliva y el zumo de un limón. Lo salamos, lo batimos y vertemos en la salsera para servirlo con las truchas.

El protagonista de la ‘aventura’, el Arcipreste de Hita, Juan Ruiz, nacido en los albores del siglo XIV, muriendo hacia 1353, tuvo cargos en Toledo, Burgos y Valladolid y fue nombrado Capellán papal. La aventura rústica y erótica es ingeniosamente narrada en su Libro de Buen Amor.