Pollo asado, fácil y rápido

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El gran cocinero Auguste Escoffier, padre de la cocina francesa moderna, creador de 5.000 recetas y autor de varias enciclopedias culinarias, solía resumir su filosofía de la buena cocina en dos palabras: faites simples o hechos simples. O sea, las recetas tienen que ser bien sencillas. Desde que Escoffier (1846-1935) lanzó este consejo a finales del siglo XIX, cocineros en los cinco continentes lo han tomado en serio y la sencillez es el orden del día para ellos. Tendría que serlo para nosotros también.

El pollo es tan versátil y hay tantas recetas, que existen decenas de libros dedicados a esta ave. Sin embargo, es cierto que para muchas personas su plato favorito es simplemente un pollo entero asado al horno. Sin rellenos. Sin lechos de hortalizas. Sin salsas recargadas. Un pollo al clásico estilo francés, suculento y servido con un montón de patatas fritas y una ensalada verde, es uno de los grandes platos del mundo. Pero ¿cuántas veces vemos un pollo así? Cuando tenemos un pollo de granja de dos kilos limpio, llenar la cavidad con cuatro chalotas sin pelar, un limón a gajos, un puño de dientes de ajo sin pelar, hierbas frescas al gusto, una cuchara de semillas de cilantro, pimienta negra entera, y un trozo de jengibre pelado. Cerrar la cavidad con aguja e hilo para entrapar los aromas y sabores lo máximo posible. Atar a la pechuga del pollo tantas tiritas de panceta fresca como quepan. Poner un soporte en una fuente para asados, echar tres copas de jerez seco, unos gajos de limón y hierbas frescas al gusto. Asar el pollo a 200C durante 60 minutos, quitando la panceta después de 40 minutos para dorar la pechuga del pollo. Dejar la panceta en la fuente y servirla troceada con el pollo.

Si quiere que las patatas fritas estén tan memorables como este suculento pollo, tiene que buscar una variedad blanca y dura como Kennebec de Maine (EEUU), conocida en España como Patata de Galicia, que se vende en El Corte Inglés durante su temporada. Otra maravilla es la Maris Piper, la variedad inglesa más popular para patatas fritas, que también se vende a veces en El Corte Inglés. La variedad Agria abunda en supermercados y puestos del mercado, y muchos profesionales confían en ella. Pero quizás la mejor apuesta es ir al mercado de Pere Garau los martes, jueves o sábados y pedir a los payeses su patata para freír. Se trata de la holandesa Bintje, la favorita de los belgas. Y ellos, como es bien sabido, hacen las mejores patatas fritas del mundo.