Jo en su cocina de Glasgow con la ‘lasagna’.

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La cuidad de Bolonia tiene la cocina italiana que más se aproxima a la francesa ya que ahí se emplea mucha mantequilla y nata. Es también la cuna de la lasagna al horno con dos salsas: la boloñesa y la bechamel. Esa lasagna ha viajado por el mundo entero y se hace con tres capas: placas de pasta, salsa blanca y salsa boloñesa. Y bastante parmesano rallado.

Comí mi primera lasagna cuando tenía 13 años y desde entonces he disfrutado de unas versiones maravillosas. La mejor que he comido en Palma es la de Michele Caporale, cocinero-propietario de La Bottega en calle Fábrica (Tel:971-454892). La suya es de las tres mejores que he comido. Otra maravilla me sirvió la semana pasada la única italiana de pura cepa de mi familia escocesa-italiana.

Nació Giuseppina Oliviero en Puglia y cuando tenía dos años su familia emigró a Canadá. Con el paso de los años sus amigos canadienses la llamaban Josephine, y para los amigos especiales era Jo. Uno de esos amigos muy especial fue mi sobrino Alfie quien se casó con ella hace 27 años. Pero yo no la conocí hasta la semana pasada cuando fui al piso de ellos en Glasgow para una cena italiana también de pura cepa: con una lasagna de entrante. Siempre he comido una lasagna como plato principal jamás como entrante, pero la lasagna de Jo no es la clásica, sino su versión que viene con cuatro capas y, además, es más ligera que las tres capas de Bolonia.

En lugar de poner una salsa boloñesa, Jo emplea una hecha con tomates frescos y compra bistecs de entrecot, que el carnicero pasa una vez por la picadora. Esa carne se saltea con una buena picada de cebolla, apio y zanahoria hasta que todo esté bien hecho. Al montar la lasagna en su recipiente, se echa una capa de salsa y se espolvorea de parmesano rallado. Luego viene una capa de placas y se añade una capa de la carne salteada, salsa de tomate, unos hilillos de bechamel y más parmesano rallado. Luego se repiten las capas hasta rellenar el recipiente, terminando con una buena capa de carne y salsa. Jo emplea más bien poca bechamel y de ahí la ligereza del plato. Vale la pena probarla. Es una de las tres mejores lasagnas que he probado.