La colisión
Aquí, en Mallorca, la pesca de los calamars de potera tiene algo de misticismo. Los aficionados salen a faenar en botes de prima o d’alba, cuando la luz solar es tenue. También los capturan de noche, especialmente con luna llena. No se sabe a ciencia cierta por qué los calamares se enganchan al señuelo, que es blanco y está rodeado por una corona de púas vueltas hacia arriba. Tal vez lo confunden con un pez, al que van a devorar, o con un semejante, con el que pretenden aparearse. Lo cierto es que el pescador debe mover suavemente el cebo de arriba a abajo a apenas unos palmos del fondo. Jamás experimentará una picada, solo que la potera es más pesada. Entonces recogerá el hilo con constante delicadeza y le dará un arreón hacia el interior de la barca cuando la captura esté al borde de la superficie.
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