La norma ha sido transmitida de generación a generación para evitar los cortes de digestión. | Pexels - Josh Hild

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De pequeños, era habitual escuchar que debíamos esperar al menos dos horas antes de sumergirnos en el agua después de comer. Este plazo de espera forma parte del imaginario compartido como una medida de prevención ante el temido corte de digestión. A pesar de ello, algunas familias se atreven a desafiarlo mientras cuestionan la base científica de esta leyenda popular. Por ello, nos preguntamos si es realmente vital esperar 120 minutos antes de regresar a la piscina o es más bien una técnica para inculcar paciencia.

Pues bien, ya conocemos que la digestión no se corta por bañarse, sino que se produce por el cambio repentino de temperaturas. Por lo tanto, lo que es realmente peligroso es el choque térmico que sucede cuando el cuerpo entra en contacto con el agua muy fría. El bañista sufre una especie de síncope que produce mareos, calambres y otros síntomas que impiden nadar, lo que supone un problema en el agua. Este síndrome recibe el nombre técnico de hidrocución, que es la respuesta cardiorrespiratoria del organismo ante un shock de temperaturas.

Por todo ello, la recomendación para evitar accidentes en el mar es tomar el baño de manera progresiva y con cuidado, dejando que el cuerpo se aclimate lentamente. Esta medida es recomendable aplicarla tanto después de comer, como tras tomar el sol un tiempo prolongado. Las probabilidades de sufrir una reacción de este tipo aumentan cuanto más fría esté el agua y más caliente esté tu cuerpo. Sin embargo, este síndrome también se da tras realizar deporte de alta intensidad.

Otro factor clave para evitar el síndrome de hidrocución será no ingerir una comida copiosa ni grandes cantidades de alcohol. Además, el estrés puede afectar negativamente al proceso digestivo, especialmente si el impacto en el sistema nervioso es muy brusco. Lo conveniente es actuar con calma y tranquilidad en las horas posteriores a la comida. Para anteponerse al ahogamiento, prevenir los síntomas como el mareo, la visión borrosa o los pitidos en los oídos es clave. Seguidamente se debe abandonar el agua y tomar reposo hasta que el malestar mitigue.