Profesión: diseñadora gráfica. | Principales aficiones: paseos en bicicleta y senderismo por la Serra de Tramuntana. | Una pasión: la Naturaleza. | Eugenia Planas

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La lluvia fina nos acompaña en nuestro recorrido hacia las puertas del que fue uno de lo más emblemáticos cines de Palma, el Cine Rialto. En fechas navideñas, el Teatro Rialto acogía a público sediento de carcajadas en sesiones nocturnas. Era aquel el latir de nuestra ciudad en una calle cercana al Passeig des Born.

Por ahí transitaban los palmesanos en el año 2002 pidiendo a los Reyes Magos un regalo: que todos los personajes maléficos salieran del universo mágico del celuloide para combatir a quienes pretendían convertir el histórico cine y teatro en un lóbrego aparcamiento de coches. Fue el matrimonio sueco formado por Klas Kall y Bárbara Bergman los que lo rescataron, como héroes de filme.

Reformas

En 2006, las reformas emprendidas para transformar el cine en una tienda fueron las que descubrieron el Rialto original y los dos estilos utilizados en la construcción del edificio: por un lado, las paredes de marés, arcos con columnas y capiteles; por otro, vigas de hierro de estilo industrial. Rialto Living se amplió con la adquisición de Can O’Ryan, vivienda del s. XIX, perteneciente a la familia O’Ryan, primero, y a Antonio Fortuny, más tarde. La filosofía de la tienda Rialto Living sube por las escaleras hasta el piso de los Kall. Allí se abre de nuevo el telón y aparece la sonrisa en la mirada de Bárbara.

Decoración ecléctica que acoge sus muebles favoritos y tonos cálidos.

Sencilla, juvenil, sin rancias pretensiones provincianas. La lluvia fina no impide que el salón se inunde de luz a través de ventanales que ocupan la pared del espacio donde conversamos. Todo es simétrico y armonioso en este salón donde destacan antiguas sillas blancas traídas de Suecia y con historia, el amplio sofá de alto respaldo, la pareja de ‘sofanillos’ de enea, las lámparas, la mesa de madera de olmo que ejerce de elemento separador de ambientes y el carrito bar de estilo rústico-industrial.

«Hace 35 años que nos instalamos en Mallorca. Nuestros muebles proceden de las casas en las que hemos vivido en Mallorca y en Suecia». El escenario de su intimidad procede de la selección serena y meditada de enseres propios. «No nos gusta cambiar la decoración, sólo algunos detalles». Al restaurar la vivienda repicaron paredes y derribaron muros. «Por esta luz que entra en casa decidimos vivir en la Isla. Los colores y materiales eran importantes y cuando colgué los cuadros de artistas suecos comencé la decoración de la casa por el comedor.

El tono rosáceo era inspiración para seguir la línea cálida del salón». Es ahí donde se conserva la piedra de la construcción original, destacando a la izquierda de la chimenea, y se une a la piedra moderna. La cocina asoma al recibidor a través de ventanales enmarcados en hierro y acoge una zona del suelo hidráulico original.

Azul y blanco adornan el dormitorio con cama de dosel, muy apreciada en Rialto Living, y antigüedades peculiares. «No ofrecemos lujo sino extrema calidad en los materiales y elementos novedosos». En su hogar solo las velas aportan atmósfera de ilusión de cuento de Navidad. La decoración no se nutre de su tienda si no de las páginas de su biografía. La diseñadora gráfica y el diseñador de moda y telas, reconocido a nivel internacional, nos han devuelto las luces de neón de otros tiempos, decoración de cine sin ostentación. «Tanto Rialto Living como mi vivienda son mis proyectos de pasión». Nos permiten ser espectadores de su secuencia.

Rehabilitaron elementos originales de la construcción del s XIX.