La decoración, la ubicación, la calidad y el servicio son algunos de los ingredientes para que el ambiente de un lugar sea mágico. | Gabriel Alomar

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El olor, las luces, los colores, el menaje, la música... Aunque parezca una banalidad todos estos detalles importan y a veces hasta son determinantes para sacar partido a un restaurante, terraza, hotel o beach club. El ambiente, entendido como aquello que dibuja el entorno, influye y mucho a la hora de decantarse por un lugar u otro.

Además de juzgar el ambiente por la calidad de sus platos y el servicio del personal, hay ciertos elementos que van más allá y que el consumidor también valora.

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A parte de una localización en la que sentirse cómodo, el cliente del s. XXI busca sentirse identificado a través de elementos como la música escogida, el tipo de gastronomía y la decoración acorde con el entorno, que debería estar adaptada a la ubicación del establecimiento. Dependiendo de cómo uno se quiera posicionar en la mente del consumidor, el estilo será uno u otro.

Por eso la personalidad del establecimiento y la imagen de marca deben ser muy claros desde el principio. Además, otro factor a tener en cuenta es que el ambiente suele definir el perfil de la clientela. Y por tanto, serán el reflejo del local.