Joan Vicens explica la situación que vive en su finca. | Pep Córcoles

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«Mallorca es un lugar excepcional para cultivar cítricos», asegura Joan Vicens, payés de Inca que explota la finca El limonar de Mallorca. Se trata de una gran finca de más de 50 quarterades que antiguamente se conocía como sa Vinyota. Vicens es uno de los muchos agricultores que ven como actualmente les cuesta mucho comercializar su fruto debido a la saturación del mercado. Su explotación alberga más de 4.000 limoneros en plena producción.

Andreu Picó, comercial de la empresa mayorista es Merca, explica que «el año pasado, por estas fechas vendíamos unos 3.000 kilos de limón al día a tiendas, supermercados, cafeterías y restaurantes. Ahora nos cuesta vender a penas una tercera parte». Àngel Segura, director comercial de la corporación agroalimentaria Agroilla, agrega que «en muchos pueblos se ven estampas que parecen sacadas de la historia. Vecinos que sacan al portal de sus casas canastos de limones de su corral, ofreciéndolos a veces incluso gratis».

Juan Santiago, mayorista autónomo, que reparte a diario entre cafeterías y restaurantes abunda en que «muchos propietarios de bares no quieren comprar limón porque aseguran que sus clientes se los regalan. El caso es que muchos mallorquines tienen limoneros en sus patios y este año hay una gran cantidad de fruto». La situación es realmente alarmante. Tanto es así que recientemente payeses de la comarca de Inca vertieron unas cinco toneladas de limón junto a la autopista que conecta la ciudad con la vecina sa Pobla. Joan Vicens explica que «fue la única forma de que las autoridades vieran que estamos indefensos. Arrojamos el contenido de varios camiones porque no logramos venderlos a ningún mayorista». El agricultor agrega: «Nos sentimos impotentes porque vemos como a la gran producción que tenemos actualmente en la isla se le agrega que los mayoristas y las grandes cadenas de supermercados están importando limón de Alicante e incluso de Egipto y Sudáfrica».

Los costes de producción han subido y el producto llegado de fuera hace la competencia en precios.

Esta competencia está obligando a los payeses a trabajar con muy poco margen de beneficio. Vicens explica que «es realmente indignante observar como nosotros percibimos precios por debajo de los 40 céntimos y ves el limón en los estantes de los supermercados a 1,5 euros o más».

Los costes de producción han subido, el payés relata que «la electricidad, el combustible, los fertilizantes cuestan más pero también nos cuesta mucho la mano de obra». Vicens pormenoriza: «Un peón nos supone unos 70 euros al día. Eso significa que si coge 100 kilos de limón, éste ya nos cuesta 0,70 euros. Para que sea un poco rentable cada operario ha de recoger un mínimo de 400 kilos al día, lo cual no es fácil. Y después tenemos que poder venderlo».

La finca El limonar de Mallorca ofrecía esta semana un aspecto descuidado, poblada de maleza y con mucho limón, demasiado maduro, sin recoger o en el suelo. «Es que nos encontramos en una tesitura que es mejor dejar de trabajar porque lo contrario sólo incrementa los gastos. Estamos esperando que arranque la temporada turística en firme para ver si remonta y nos recuperamos», asegura el agricultor.