Bernadí Matas trabaja en Algaida, donde se encuentran sus terrenos. | Pau Cobo

TW
3

En el campo, la expresión ‘trabajar de sol a sol’ es muy común. Más si cabe cuando es una persona la que lleva a cabo todas las tareas. Este es el caso de Bernadí Matas (Algaida, 1990), que desde hace varios años se dedica de manera exclusiva al trabajo agrícola. «No me queda más remedio que trabajar al cien por cien en esto», admite el agricultor.

Desde pequeño, ha estado relacionado con la agricultura. Su conexión con la naturaleza desde una edad muy temprana ha sido una de las claves para que Bernadí decida pasarse al campo a jornada completa. Y también en parte por la influencia de su padre, que siempre le dedicó parte de su tiempo al trabajo de campo: «siempre ha sido mi pasión, mi padre hacía esfuerzos para trabajar a jornada parcial de agricultor y yo he seguido su camino».

Hace años lo compaginaba con otra actividad laboral, y en el momento que llegó la pandemia tomó la decisión de centrarse en la agricultura. «En aquel momento me cogió sin cargos familiares, era lo que más me llamaba la atención y realmente me satisfacía a la hora de ponerme a trabajar, por lo que di un paso adelante», destaca Bernadí.

El algaidí trabaja a destajo para tener la oportunidad de sacar adelante sus cosechas y poder vivir de una profesión que para él «es un gusto de poder dedicarse a ello». Durante el día a día realiza múltiples funciones. Desde el tiempo que dedica a los animales, con las ovejas y los cerdos como protagonistas, también cosecha cereales con asiduidad en Algaida, lugar de trabajo para Bernadí.

Además de todo esto, dispone de una máquina para coger almendras y las algarrobas, lo que complementa su trabajo desde varias parcelas. Para conseguir beneficios tiene que «echarle muchas horas» con el fin de ganarse un sueldo y poder mantenerse con cierta estabilidad financiera. Acusa que «los precios de los productos están muy caros», lo que afecta al balance mensual, del que asegura que «hay un margen escaso de beneficios, porque lo normal es que lo que ingresas sirva para cubrir todos los gastos de producción».

Además, debe ir con cuidado con el trato que le da a la maquinaria que emplea, porque si hay algún problema respecto a las herramientas de trabajo «ya no salen las cuentas». No puede permitirse contratar a otras personas, ya que es autónomo y su nivel económico hace inviable añadir personal. Por ello, cuenta con la ayuda puntual de su padre, que ya está jubilado y le echa una mano para que no tenga que cargar con todo el trabajo en solitario: «mi padre se pone conmigo de tanto en tanto, porque ya está jubilado y es algo que a él también le gusta hacer». A veces se desplaza a otros puntos de la isla para colaborar con más agricultores, ya que como dice él, «se ayudan mutuamente cuando lo necesitan». No es lo más habitual, pero es la forma que tienen de ayudarse entre los trabajadores del sector».