Toni Rullan posa junto a la acequia de s’Ullet a su paso por ses Fontanelles, uno de los tramos que gestiona y mantiene. | Lluc Garcia

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Ya quedan pocos siquiers (acequieros) en Mallorca y la mayoría de ellos trabajan en el Valle de Sóller. Toni Rullan Martínez (Sóller, 1972) es desde hace unos 7 años el acequiero de la Font de s’Ullet de Sóller, uno de los principales manantiales del Valle que, junto al de la Font de s’Olla-Na Lladonera, están bajo administración del Sindicato de Riegos de Sóller.

«Mi trabajo es menar (conducir) el agua de s’Ullet hasta sus propietarios a través de la red de acequias» explica Toni, añadiendo que solamente en los dos ramales de esta fuente, de la que es responsable, «son casi 300».

Rullan explica que las partidas de agua escrituradas en las distintas propiedades, algunas de ellas con siglos de antigüedad, pueden ir desde solamente un minuto de agua a varias horas. «En el caso de la Font de s’Ullet, la partida más grande es de cuatro horas y las horas o minutos siempre se refieren al caudal máximo que pueda aportar la fuente en un momento dado, sea el que sea».

Una de las características de este ancestral sistema de repartición de agua para la agricultura es el derecho de paso del acequiero por todas las propiedades que atraviesan las acequias, «algo que algunos propietarios extranjeros no tienen claro cuando compran una casa que tiene esta servitud de paso y se sorprenden cuando nos ven entrar, esto si no han puesto barreras que lo impidan y entonces tiene que intervenir el sindicato», explica.

Para Toni Rullan, el caudal de las fuentes de Sóller «es muy importante en algunos momentos y en otros disminuye mucho. Ahora mismo la Font de s’Ullet lleva todavía bastante agua, pero no así otros manantiales», añadiendo que a veces los caudales cambian repentinamente y aumentan «sin que haya habido lluvias». Aunque admite que «no hay explicación científica», asegura que «he comprobado que cuando en pleno verano la acequia llevaba un cuarto de caudal, de repente aumenta al doble, coincidiendo con grandes lluvias en los Pirineos. Esto lo cuentan los mayores y yo lo he comprobado personalmente, aunque no puedo explicarlo. También aumenta por las noches porque hay menos evaporación».

Los acequieros actualmente tienen un contrato de trabajo que empieza en el mes de mayo y termina a finales de septiembre. «Al finalizar la temporada también cobramos la menada directamente de los regantes», aclarando que «son seis meses de trabajo, de lunes a lunes, con disponibilidad de 24 horas al día, para garantizar el mantenimiento de las acequias y que todo el mundo reciba su partida de forma puntual el día que le toca». Añade que «procuro que la gente mayor reciba siempre el agua a primera hora porque, si riegan a càvec, no tengan que hacerlo a pleno sol. Esto me lo agradecen mucho». Toni considera que «la cultura del agua es un patrimonio que no se debería perder».