Pep Cirer muestra la calidad de la tierra que permanece bajo un manto de hierba y que ahora es rica en nutrientes. | Juanjo Roig

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Pep Cirer (sa Pobla, 1964) gestiona desde 2008 la Marjal de Son Fornés, una finca de dos quarterades que le cedió su padre y donde ha desarrollado un proyecto agrícola ecológico que la ha convertido en autosostenible.

Su configuración contrasta con los terrenos que la rodean, principalmente dedicados a la agricultura más tradicional e intensiva que ha caracterizado al paisaje pobler. Árboles frutales, un manto de hierbas bajo el cual se esconde una tierra de gran calidad y unos cultivos que se nutren y crecen de la forma más natural caracterizan este oasis de sostenibilidad.

«En mi juventud hice de payés con mi padre, pero pronto me di cuenta que la metodología tradicional y la que se ha usado toda la vida por costumbre sin plantearse los perjuicios que se provocan no era para mí», relata Pep Cirer. En 2008, su padre le cedió la finca de sa Marjal de Son Fornés y fue entonces «cuando me plantee lograr un espacio agrícola autosuficiente».

La filosofía es sencilla y consiste «en aprovechar todo lo que, en un principio, es perjudicial, como el carbono. Tenemos el problema que no sabemos utilizar el dióxido de carbono a nuestro favor y, a través del manto de hierbas que cubre la tierra donde cultivo se logra fijar ese carbono al suelo y enriquecerlo. Es una forma de contribuir a mitigar el cambio climático y sé también que es una lucha contracorriente hacia la industria agroquímica, pero aún estamos a tiempo de tratar la tierra así como se merece, usando métodos naturales para activar la tierra y no castigándola. En definitiva, tener agroconciencia», concluye.

Los árboles de los que Pep Cirer recoge las frutas que luego vende en el Mercat Ecològic de Palma son un buen ejemplo de estas prácticas. Nísperos, cerezas, albaricoques, paraguayas, melocotones, manzanas, nectarinas, caquis, clementinas, pomelos, uvas o nashis van creciendo mientras que Pep Cirer trabaja para favorecer que los insectos y depredadores beneficiosos estén por encima de los perjudiciales. «Es una cuestión de equilibrio, que luego el fruto te lo agradece con sus propiedades y con un gusto que con métodos más agresivos no es posible lograr».

Sobre el Mercat Ecològic de Palma, al que asiste desde hace 13 años, asegura que «es todo un contraste poder ver la cara de la persona que compra los productos que tú mismo has recogido y que luego consumirá».

Pep Cirer también es conocido como artista plástico y considera que «he traspasado mi vena creativa a la agricultura. Para mí, la Marjal de Son Fornés y todas las tareas que se desarrollan tienen mucho de artístico». Sobre el futuro, cree que «hay que luchar contra la agroignorancia. Estamos subordinados a los subsidios y a la industria agroquímica. La autosuficiencia les da miedo y creo que es hora de desmitificar la globalización y volver a la localización».