Jaume Pou. | Pep Córcoles

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El inusual calor padecido en Mallorca durante estos últimos días, y también a finales de mayo, será el responsable de una merma importante de la producción de productos hortofrutícolas locales. Jaume Pou, ingeniero técnico agrícola y responsable de la cooperativa Agromallorca SAT, explica: «El exceso de calor ha estado propiciando que las plantas aborten la flor, a la vez que algunos frutos a medio formar se han visto malogrados por la misma razón». Joan Simonet, ingeniero agrónomo y gerente de Asaja, indica: «El ciclo biológico de las plantas se ha visto alterado de una forma drástica de manera que el vegetal interpreta que está llegando al pleno cenit del verano y actúa en consecuencia reduciendo su producción».

Ninguno de los dos técnicos son capaces de valorar en estos momentos qué porcentaje de merma se puede dar y lo único que ven positivo es «el anunciado descenso de temperaturas que se iba a dar a partir del miércoles pasado para poder relajar la situación, porque tampoco sería positivo si en estos momentos lloviera», indica Simonet. El técnico explica que «en Mallorca lo habitual es que llueva en marzo y en abril, y puede que algo en mayo, para que las plantas florezcan y fructifiquen correctamente; pero no en junio ni en julio porque a parte de alterar ese ciclo biológico, también propiciaría la aparición de enfermedades muy temidas, como por ejemplo el mildiu (afección por hongos pertenecientes al grupo de los oomicetos)».

Tomeu Dalmau, payés de s’Horta, tercia: «En este tiempo, otros años, ya poníamos una gran cantidad de tomate en el mercado y unos precios inferiores. Ahora, evidentemente, al haber menor producción el precio es mayor». Efectivamente en estos momentos se está pagando un precio de aproximadamente de 1,20 euros el kilo, al por mayor, por un tomate de tamaño medio. El año pasado en estas fechas el precio del mismo tomate era de unos ochenta céntimos por kilo, al por mayor. Esto supone un cincuenta por ciento más, que al final repercute en el bolsillo del consumidor.

Pou explica: «Cada planta tiene su punto de estrés calórico pero cuando sube mucho la temperatura las flores y el polen pasan a no ser viables. No sé precisar la cantidad de pérdidas que tenemos en estos momentos; pero sí puedo decir que he apreciado como en el tomate de ramellet cada planta ha perdido dos o tres ramilletes. Esto multiplicado por miles de plantas es una gran cantidad de toneladas de tomate».

Este exceso de calor ha obligado a los agricultores a incrementar el riego de las plantas lo que les hace temer que conforme avance el verano los pozos puedan verse muy mermados. «Pero tampoco sería bueno para las plantas que lloviera porque no es lo natural ahora mismo», sostiene Tomeu Dalmau.
Simonet agrega que «también el cereal ha padecido la prolongada sequía y el exceso de temperaturas. Ahora en plena recolección estamos viendo que el rendimiento es más bien escaso; es decir el grano de cereal tiene mucha piel y poca harina». Los tres interlocutores coinciden que la mejor solución a esta situación sería una bajada de temperaturas.