Miquel Picó en la zona de huertos urbanos que funciona en el parque desde hace ocho años. | Archivo

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La idea inicial de convertir el Parc del Serral de Inca en un ‘espejo’ de la Serra de Tramuntana va tomando forma con el paso de los años. Miquel Picó (Inca, 1981) ha vivido de cerca esta transformación, pues desde hace once años es el coordinador de este gran pulmón verde de la capital del Raiguer, que se gestiona desde el área de Medi Ambient, cuyo responsable es el regidor Biel Frontera.

Su visión de las seis hectáreas que conforman el parque es muy global. «Se trata de un espacio que ofrece iniciativas de carácter social, educativo y de conservación medioambiental, todo ello con un importante componente agrícola», indica Miquel Picó.

En el Serral conviven diversas propuestas en las que la ciudadanía desempeña un papel muy destacado. Uno de los proyectos más visibles es el de los huertos urbanos que funcionan desde hace ocho años y que se han ido ampliando hasta llegar a los 36. Miquel Picó resalta que «se conceden por un periodo de cinco años y los usuarios siguen una normativa municipal que marca las pautas para que la imagen conjunta sea muy acorde con el resto del espacio».

Otra de las zonas destacadas es el huerto central, de unos mil metros cuadrados, donde hace unos años se había puesto en marcha un banco de semillas, pero la escasez de medios humanos impidió seguir con el proyecto. En la actualidad se dedica a la zona propia de huerto y además ahora trabajarán durante cuatro meses dos jardineros procedentes del programa Reactiva del SOIB. «Desde sus inicios el huerto del Serral ha servido para acoger a personas inscritas en servicios de empleo y para que pudieran desarrollar aquí sus habilidades», concluye Picó.

La otra gran función que ejerce el huerto y todo el entorno paisajístico del parque es la educativa. La pandemia ha cortado de raíz las visitas de escolares que en anteriores cursos eran constantes. Miquel Picó subraya como principales alicientes «el contacto directo de los alumnos con la naturaleza, y aún más en un entorno que está muy cerca de la ciudad y que quizá desconocían».

La conservación de este espacio es otro de los pilares básicos de las tareas que se desarrollan en el Parc del Serral. Además de plantar solamente variedades autóctonas y de dedicarse completamente a la agricultura ecológica, ahora se está realizando un proyecto de conservación de una comunidad de orquídeas que coordina el biólogo Sebastià Jaume. Y a pocos metros también aprenden y trabajan los alumnos inscritos en el curso de margers municipal. Otra de las infraestructuras es el aula, donde se desarrollan cursos y talleres.

El ocio tiene también su lugar, con la zona de mesas y barbacoas. Miquel Picó explica que «antes de la pandemia se podían juntar de 250 a 300 personas y ahora, cuando se permite, pueden llegar a las cien». Advierte que «no hay tantos problemas como a veces se da a entender por las redes sociales».