Gregori Mayol apuesta por que haya un plan de gestión junto a los pescadores de Sóller, Andratx y Pollença. | Redacción Part Forana

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Gregori Mayol Passador (Fornalutx, 1991) lleva la profesión de pescador en su ADN. Es el hijo del Patró Major de Sóller y desde que tenía 13 años se hace a la mar. Empezó trabajando solo durante los veranos cuando tenía vacaciones escolares, hasta que cumplió 16 años y empezó a dedicarse a la pesca de manera profesional.

Asegura que en estos años el trabajo de pescador no ha cambiado excesivamente, «las artes son las misma solo que por ejemplo se utilizan redes más grandes», aunque lo que realmente destaca Gregori Mayol es la evolución de los pescadores que «de cada vez apuestan por una pesca más sostenible».

Recuerda como las capturas son mayores que hace tan solo diez años. «En este tiempo han dejado de faenar muchas embarcaciones. En Sóller, por ejemplo, había cinco barcas de arrastre y ahora solo quedan dos, además de la reducción de las embarcaciones de artes menores», recuerda. Passador asegura que la mengua de las barques de bou conlleva también un mayor respeto por el medio marino, que afecta directamente al esfuerzo pesquero ya que son las menos sostenibles en este sentido.

Para tener un mayor control de los recursos, los profesionales de Sóller junto a los de Andratx y Pollença apuestan por crear un plan de gestión que cubra la zona pesquera del norte de la Isla. «Ahora estamos redactando el proyecto; este servirá para que haya un mayor control de los pescadores ya que debemos ser conscientes que los recursos son limitados. Hay que vigilar el trabajo de los pescadores profesionales, pero también debe haber un control efectivo de la pesca recreativa que ha proliferado considerablemente», asegura.

Sobre la campaña de Navidad, que normalmente supone una importante inyección económica para el sector, Mayol asegura que los temporales han jugado una mala pasada en esas fechas. Pese a ello, la gamba roja de Sóller ha conseguido buenos precios. Mucho peor ha sido la campaña de capturas de jonquillo y cabotí que es «prácticamente nula». «No tenemos una respuesta científica sobre por qué no hay jonquillo, pero desde hace dos años las capturas son mínimas», añade.

Estas malas campañas afectan directamente a los profesionales de artes tradicionales. Para compensar estas pérdidas, Gregori Mayol apuesta por la actividad de pesca-turismo. Es decir, llevar a turistas en su embarcación durante su larga jornada de faena en el mar. «El sector primario, tanto de tierra como de mar, hemos sido muy cerrados, por lo que es importante abrir el sector a más gente. La actividad de pesca-turismo nos supone un ingreso extra para nuestra economía», explica. El objetivo es preservar un sector clave para el consumo local.