Zapatero saludó al primer ministro griego Papandreu en presencia de la canciller alemana Merkel y presidente francés Sarkozy. | Reuters - YVES HERMAN

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Los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona ratificaron ayer el plan pactado por Francia y Alemania, dotado con hasta 25.000 millones de euros, para acudir al rescate de Grecia si se agravan sus problemas de endeudamiento. El mecanismo consistirá en préstamos bilaterales voluntarios de los países de la eurozona completados por una aportación «sustancial» e inicial del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La canciller alemana, Angela Merkel, que se resistía a aprobar el plan de salvamento, acabó dando su visto bueno tras imponer todas sus condiciones. Además de forzar la contribución del FMI (de hasta 10.000 millones de euros), que no era vista con buenos ojos por el resto de los países de la eurozona, Merkel logró que para activar el mecanismo y liberar las ayudas a Grecia se requiera la unanimidad, lo que le da poder de veto. El plan sólo se activará en el caso extremo de que Grecia no pueda conseguir fondos en los mercados, como exigía Alemania.
Contentar a Berlín
Para contentar a Berlín, los líderes europeos pidieron también al presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que cree un grupo de expertos con representantes de los Gobiernos, la Comisión y el Banco Central Europeo (BCE) cuya misión será presentar propuestas para endurecer en el futuro las sanciones contra los países que superen los límites de déficit y deuda y evitar que se repita un nuevo caso como el de Grecia. Alemania consiguió además endurecer las condiciones en las que Grecia podrá acceder a los fondos. Al final todos los países de la eurozona acabaron aceptando la posición de Merkel.
España aportaría alrededor de 2.000 millones de euros para ayudar a Grecia. Sería un préstamo con compromiso de recuperación y desde el Gobierno español se recuerdan como ejemplo los avales a la banca.