Carlos Moyá y Carolina Cerezuela, en la puerta de su casa. | JOAN LLADO

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Parecen una pareja idílica y hablando con cualquiera de ellos te  das cuenta de que lo son. Carlos Moyá y Carolina Cerezuela celebran  un año de casados de la mano de su hija Carla y con un segundo bebé  como telón de fondo que llegará para Diciembre. Siguen enamorados  como el primer día, y Carlos reconoce que lo suyo con la actriz fue  un flechazo.

Completamente volcados en el cuidado de su pequeña, Carla, ambos  intentan combinar su vida profesional con la personal, dando  prioridad a la segunda pero sin dejar de lado la primera.

El extenista, reconoce que se le cae la baba con su pequeña y que  él la consiente más que Carolina. Afirma que con sólo dos años la  pequeña ya le torea como quiere, pero que él se deja. Entre risas, el  padrazo confesaba que su hija Carla es «muy actriz y muy peliculera»  pero que hay tantas raquetas por la casa que es inevitable que la  niña se apasione por el tenis.

- ¿Cómo va la mamá? ¿La cuidas mucho?
- Creo que hay que ponerse en la situación. Para un hombre, es  difícil entender lo que siente una mujer embarazada, pero te intentas  informar del tema hormonal, el cansancio, estrés y así poder ponerme  en su situación. Los embarazos los vivo con ella, atendiéndola mucho  y sintiéndome participe. Ya lo hice cuando nació Carla y ahora igual  con este. Me gusta ir con ella a todos lados, acompañarla al  ginecólogo, ir a las revisiones que haga falta con ella... Creo que  el apoyo de la pareja es fundamental.

- ¿Crees que Carolina se aprovecha de que tú estés tan volcado?
- (Risas) Seguro que alguna vez, pero la entiendo y hago todo lo  posible para que no la cueste pedir. Los pepinillos son el antojo que  le ha entrado.

- ¿Sabéis ya el sexo del bebé?
- No, aún no. Dentro de nada lo sabremos.

- ¿Hay preferencia por alguno?

- No, la verdad es que no. Después de lo que nos pasó, solo  pedimos que vaya bien.

- ¿Qué tal está Carla?
- Muy bien, es un amor, una maravilla. Se me cae la baba con ella.  La verdad, es que es una sensación muy bonita. Intento no perderme  nada de lo que es su infancia, pasar el día a día con ella.

- ¿Qué planes tenéis para este verano?
- Lo pasaremos en Mallorca tranquilamente. Ya hemos estado en  Ibiza y Formentera, y ahora toca descansar. Tenemos algún viaje, pero  siempre con base en Mallorca. Toca disfrutar de la familia, de los  amigos y del verano.

- También se cumple un año de vuestra boda, ¿qué balance haces?
- Muy positivo. Estoy contento y muy lleno. Todo alrededor va muy  bien, tengo una hija maravillosa, un embarazo que va genial y todo  esto complementa este año de casados. Antes de casarme ya estábamos  muy bien pero si que es verdad que con la boda llevaba ese compromiso  un poco más lejos y la verdad es que es algo que haría cada año.

- ¿Qué tiene Carolina de especial?
- A mí me enamoró antes casi de conocerla. Fue un flechazo.  Después la conocí y descubrí que es un amor que se desvive por los  suyos, es una madraza que se desvive por su niña. Nosotros hemos  intentado que toda nuestra vida gire en torno a ella, porque lo que  no vivamos ahora ya no vamos a hacerlo. Esto es algo que compartimos  y no es fácil encontrar a alguien así.

- ¿Sois de las parejas que intentáis buscar momentos de  intimidad?
- Claro, nunca hay que caer en la rutina. Tu hija no debe alejarte  de lo que a ti te gusta. Obviamente renuncias a unas cosas, casi  encantado porque lo haces por tu hija, pero también es básico  encontrar esos momentos de pareja.

- ¿Qué le has regalado por vuestro aniversario?
- Es algo privado.

- ¿Carolina se tomará un tiempo y dejará de lado el trabajo?
- Sí, bueno. Ahora estamos en Mallorca, descansando, y cuando  nazca el próximo bebé Carolina está decidida a estar con los dos  hijos. Como te he dicho antes, para nosotros nuestros hijos son  fundamentales. Seguirá haciendo trabajos y cosas puntuales, pero nada  en lo que tenga que estar de ocho de la mañana a ocho de la tarde.

- En tu caso, ¿cuáles son tus proyectos?
- Sigo haciendo mis torneos de veteranos, tengo una academia de  tenis en Madrid y un gimnasio en Palma de Mallorca. Como te he dicho  son cosas que no me obligan a estar día a día pero sí me mantienen la  cabeza ocupada. Sobre todo, mi proyecto es seguir pasando tiempo con  mis hijos que eso es lo que me hace más feliz.

- Y la pequeña, ¿ya ha tocado raqueta o tira más por la  interpretación?
- Bueno, hace un poco de todo, es multifuncional. La verdad, es  que tengo que decir que es una grandísima actriz. Es muy actriz, muy  peliculera, pero hay raquetas por toda la casa y siempre coge  alguna.

- ¿Quién la consiente más?
-  Yo creo que los dos, pero la madre es la que pone la mano dura  y tengo que reconocer que con menos de dos años ya me torea. Aunque  yo también me dejo torear la verdad. Todo dentro de una disciplina,  claro.

- ¿Cómo llevas lo de ser profesor?
- Bien, es otra historia. Antes hacía todo para mí, y ahora  intentas transmitir todas esas vivencias a los chavales. Es bonito y  me gusta. Sobre todo chavales jóvenes que te respetan bastante porque  quieren ser lo que tú algún día fuiste. Eso hace que ellos escuchen  con atención lo que tú les dices.

- Y también eres imagen de una cerveza...
- Es que yo creo que la cerveza forma parte de los placeres de la  vida, siempre con moderación, obviamente. Pero bien fría está  buenísima y es hasta bueno para la salud.

- Así que ahora que has dejado el deporte profesional ¿te permites  darte más caprichos?
- Siempre he bebido alguna que otra cerveza, pero ahora que la  exigencia es menor, me permito más caprichos. Con moderación y  responsabilidad no hace daño.