Marratxí abre los desfiles de Carnaval con unas vistosas y coloridas comparsas. | P. Pellicer

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El Carnaval echó a andar. Y como en años anteriores, con un poco de retraso, eso sí, Marratxí dio el sus.
Fue ayer por la tarde, con bastante gente en las aceras –poca disfrazada– y tan solo algunos niños viéndolo pasar.

Por lo demás, el Carnaval fue sensacional. En todos los aspectos. Pero, sobre todo, en la originalidad y creatividad, ya que pocas cosas, así, hechas, se compraron en la tienda. Como mucho, la tela y el cartón para hacerse los vestidos, alguno –comos lo rojos estampados con flores–, preciosos. Lo mismo que las piezas, imitación de las Lego, de Junts construïm un poble millor, o los globos aerostáticos de Els aerostàtics de Marratxí, por poner tres casos. Y eso, en un Carnaval, es lo que importa. Ser originales y creativos. Como sucedió ayer.

Abrió el cortejo la banda de música de Marratxí, cuyos miembros se disfrazaron algo así como de mariachis, sobre todo por el sombrero –¿por qué no iba disfrazado el director?, nos preguntamos algunos–, seguido de los dimonis-siurells, en Cucarell y en Tallanassos, que nos deleitaron con un baile al son de xeremies, tambor y flabiol, y a partir de ahí, el resto, 22 comparsas fantásticas, incluso las sudamericanas, que más que disfraces nos parecen trajes regionales.

Incluso las menos numerosas, que no por ser menos numerosas en cuanto a componentes dejaron de ser muy trabajadas. Porque, por ejemplo, los abejorros de –si mal no recordamos– Ses brusques del bosc, o las nurses de Baby Suhy, o la Dulcinea, Don Quijote a lomos de un imaginario Rocinante y su fiel Sancho, también ‘se lo curraron’.

Pensamos que nadie tendrá nada que decir en contra del veredicto del jurado al señalar a los tres ganadores. Sin menoscabo del resto, a medida que las vimos desfilar pensamos que seguro que tenían podium. Primero, por –repetimos– lo originales que fueron, segundo por cómo se lo montaron y tercero por el número de personas que formaban parte de ellas. Tres comparsas que seguro que no se irán de vacío en el caso de que participen en otros carnavales, la Rua de Palma sin ir más lejos. Porque si La mar de joves no pasó desapercibida por lo apuntado anteriormente, y porque cuando pensabas que se iba a terminar, te venían otros disfraces con otro tema que tenía que ver con el genérico: pesca con caña, pulpo gigante, ballena..., Tots a l’aigua logró hacer desfilar por la calle principal de sa Cabaneta un mar lleno de bañistas nadando sincronizadamente frente al trampolín de la piscina, con dos lindas bañistas a punto de saltar desde él, no le fue a la zaga. Lo mismo podríamos destacar de Trogloditas, que se alzaron con el tercer puesto y, ya decimos, del resto. Porque, qué les vamos a contar de las hindúes bailando, de los vestidos de los brotes verdes, del coche de Batman seguido de los superhéroes, que, por cierto, fueron los únicos que se metieron con la corrupción...

Tampoco vamos a pasar por alto la animación, fundamental en el Carnaval, la música. Una comparsa la dejó en manos del DJ que formó parte de ella, y otras dos, de otras tantas excelentes batucades que sonaron divinamente. Por ello, felicidades a todos. Lástima que sólo tres suben al pódium.