La calabaza es un elemento indispensable en esta celebración. | Julián Aguirre

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No hace tantos años, llegó a Mallorca la celebración de la noche de Halloween, víspera del Día de Todos los Santos, una fiesta muy arraigada en otros lugares de Europa y especialmente en Estados Unidos. El terror, el pánico, el miedo y todo aquello que haga temblar a los humanos se convierte en motivo de inspiración para que la gente se disfrace, se maquille el rostro y dentro de un ambiente donde se respira el miedo surja la diversión. Los mayores acuden a fiestas privadas en hogares o discotecas, mientras que los pequeños de la casa participan en concursos en centros infantiles o callejean por las urbanizaciones tocando de puerta en puerta pidiendo dulces y golosinas. Otro reflejo de la popularidad que está cogiendo esta celebración es la gran cantidad de pequeños comercios que decoran sus escaparates con calabazas, telarañas, carabelas, etc. Uno de los referentes donde adquirir todo lo necesario para la noche más terrorífica es Eurocarnavales, en Palma, además de El Corte Inglés y muchos otros, incluso en las tiendas de los «chinos». Resulta una fiesta económica donde los precios de los disfraces oscila entre los 6 y 30 euros. Máscaras a partir de 8 euros, con pelo incluido y dientes que se caen. Tampoco faltan las bolsas de dulces para regalar, donde jugosos ojos, gusanos, corazones, trozos de cerebros o cucarachas se pueden masticar sin problemas. Para los organizadores de fiestas privadas encontrar telarañas, carabelas, sepulturas, murciélagos y demás resulta sencillo. Y es que el mercado cada año ofrece más variedad.